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Caballos y equinoterapia

Algunas de las terapias más interesantes y sugerentes para tratar enfermedades, problemas mentales o dolencias físicas son las que se realizan con animales. Una de ellas es especialmente positiva, la equinoterapia, un tratamiento que emplea a los caballos como parte esencial para ayudar al desarrollo físico, el equilibrio mental y social de personas con algún tipo de enfermedad, discapacidad o necesidades especiales. Esta terapia contribuye de forma muy importante al progreso de los pacientes, desde una óptica de trabajo complementaria a otros programas, y permite una curación en contacto directo con la naturaleza, al aire libre, lejos de entornos cerrados como son hospitales y clínicas.

Los caballos, con su inmenso potencial para conectar con el ser humano, proporcionan una terapia que consigue resultados espectaculares y un aumento de la calidad de vida. Debemos contemplar la equinoterapia como un modo alternativo y complementario de rehabilitación, que nos ofrece una vía para cambiar el modelo terapéutico y el ambiente donde se interviene. El entorno que ofrece la terapia con caballos añade mayor motivación, que a nivel psicológico es muy importante, más aún cuando se trata a niños, dado que se consigue implicarlos mucho más en el proceso de intervención y recuperación. Sea cual sea la dolencia o el problema, la perspectiva cambia totalmente cuando se encuentran frente a un caballo e inmersos en un paraje natural. Lo primero que se consigue es despertar la curiosidad y después mayor satisfacción en la terapia, que se desarrolla en un ambiente relajado, lúdico y con retornos muy satisfactorios a nivel emocional, ya que esta terapia contribuye a despertar los sentidos del paciente más intensamente.
Una de las claves de esta terapia la encontramos en los movimientos tridimensionales de los caballos, que permiten estimular los músculos de quien los monta. Con la equinoterapia el cerebro memoriza y automatiza determinados movimientos que sirven de estímulo. Para personas que se encuentran en rehabilitación o impedidas de caminar, esto les permite recibir una información que se transmite a su cerebelo y que produce los mismos pulsos que si caminaran. Además hay que tener en cuenta otros beneficios, como el calor. En la equinoterapia se prescinde de la silla para montar, de forma que la temperatura corporal del caballo, que es algo superior a la humana, se transmite directamente al paciente, lo que proporciona una relajación muscular del mismo.

Una de las consecuencias de todos los beneficios que aportan los caballos, es que los avances en el aparato psicomotor son más notables en todos los casos con esta terapia, ya que permanecer sobre el caballo implica un trabajo fisioterapéutico muy importante para no caerse. De esta forma, se potencia el desarrollo del equilibrio, el fomento de la coordinación, el incremento de la elasticidad, la mejora de la agilidad o el aumento de la fuerza muscular, que son precisamente algunas de las mejorías que se consiguen cuando se aplica este tratamiento.
Asimismo, los beneficios de la equinoterapia van más allá de los estímulos y la mejora física, también potencian la autoestima, la atención, la concentración y la comunicación. Por eso esta terapia, basada en cabalgar, consigue resultados muy efectivos en casos de rehabilitación y en numerosas patologías, tales como distrofia muscular, autismo, anorexia, bulimia, síndrome de Down, neurosis, hiperactividad, esquizofrenia, toxicomanías, traumas postbélicos y estrés postraumáticos…
Recuperar el contacto con la vida al aire libre y con los caballos, cabalgar y establecer conexión con el caballo y sus movimientos, son muchas veces la mejor terapia que se puede conseguir para salir adelante en la vida.




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