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El momento de la educación

En estos tiempos en los que crisis, la austeridad y los recortes presupuestarios son moneda corriente en muchos países, hay un campo vital para garantizar el desarrollo y la riqueza en el futuro, y es la educación. Las inversiones en educación hoy serán la garantía de un crecimiento económico sano mañana. Esto es importante para algunos países como Estados Unidos, España o de América Latina.
Ahora nos encontramos en el momento clave para invertir en educación, de manera que liguemos crecimiento económico e inversión en educación; es algo que ya hicieron con buenos resultados países como India, China Finlandia o Corea del Sur.

Lo trascendental en este tema es la calidad en la educación, que implica tanto a profesores, alumnos y contenidos en las materias que se imparten. Solo desde la calidad del sistema educativo se podrá ganar un futuro más próspero. Es preciso que la educación se convierta en el tema de debate social y en el centro de las agendas políticas. En algunos países, como en España durante la presidencia de Zapatero, se ha centrado el debate inútilmente en la Historia, con particular insistencia en la República y la Guerra Civil, y solo las medidas que empiezan a adoptar algunos dirigentes del Partido Popular han llevado la educación al primer plano.
En Estados Unidos el presidente Obama ha tenido la educación entre sus prioridades desde el primer momento, y ése ha sido uno de sus aciertos y un legado que perdurará.
Hay una realidad que debemos mirar en los últimos años y es que los países que más éxito han tenido en eliminar la pobreza, alcanzando cotas de crecimiento económico muy significativas, son muy diferentes entre ellos. Por ejemplo, China políticamente sigue siendo una dictadura, India es una democracia, Singapur tiene un gobierno conservador, etc. Y solo tienen en común su interés prioritario en la educación y en mirar hacia el futuro en vez de al pasado.

Para Estados Unidos es el momento de dejar atrás las secuelas del 11/S y la guerra contra el terrorismo para centrarse en los retos del país, con atención a la educación, que aquí siempre ha sido una garantía de progreso real. Sin embargo, la educación es demasiado importante como para dejarla únicamente en manos de los gobiernos de turno, que pueden tenerla como prioridad en sus agendas o no, o incluso caer en la tentación de manipularla con fines ideológicos. El error de muchos políticos es apostar por inversiones más visibles de cara a los electores, como obras públicas o subvenciones a determinados sectores productivos, que invertir en educación, cuyos resultados solo son visibles a largo plazo. Sin embargo, la inversión en educación es precisamente esa garantía de crecimiento económico.
Estados Unidos tiene en su educación uno de sus grandes recursos, pero es necesario incentivar aún más la calidad en la misma para ser competitivos internacionalmente. Además, el reto es convertir la educación en herramienta de igualdad social, si nos centramos solo en el crecimiento económico sin prestar atención a la calidad educativa, estaremos condenando a millones de personas a no aprovechar las oportunidades de los mercados para prosperar, fomentando generaciones enteras educadas pero no lo suficientemente bien educadas para operar en el mercado de trabajo actual y futuro.

Entre los desafíos que se nos presentan de forma inmediata está la necesidad de crear un cultura familiar de la educación, de forma similar a como sucede en Asia. Es necesario que no nos acostumbremos a pedir todo al Estado o al gobierno de turno en temas educativos, sino que apostemos porque la familia se involucre y participe en la educación de forma activa. Así, en Asia todo el mundo familiar gira en torno a la educación y el 30% de lo que se ahorra va directo a la educación de los hijos. Ese esfuerzo familiar no solo debe ser económico sino también en valores y en un apoyo cercano que permita educar y formar realmente.
El otro gran reto son los profesores, su formación, su implicación y la forma en que eduquen a las próximas generaciones va a determinar el crecimiento económico en el futuro. Por todo ello, invertir en una educación de calidad con inteligencia es una de las tareas más apasionantes y determinantes que encontramos actualmente. Hacerlo bien es el reto y no puede estar sujeto a intereses ideológicos ni partidistas.




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