A cuatro semanas de las elecciones presidenciales, cuando los ciudadanos deciden el sentido de su voto en un momento crítico, conviene reflexionar sobre las razones para votar al candidato más adecuado para ocupar la Casa Blanca durante los próximos cuatro años.
Hay muchas razones para votar a Donald Trump el 8 de noviembre. Algunas de ellas tienen que ver con su agenda política y sus promesas electorales. Otras se refieren a cuestiones como el aguante, la integridad y los valores de la clase media que defiende. Tres temas en los que abre una profunda distancia con respecto a Hillary Clinton.
Donald Trump ha demostrado desde que se presentó, durante las primarias republicanas y en esta campaña electoral a las presidenciales que es el candidato con más resistencia física y mental. Un aspecto muy importante para quien desee sentarse en el Despacho Oval porque las presiones y el estrés son altos y se requiere de un aguante muy fuerte. Hillary no tiene energía para ocupar el puesto. Si llegara a ser elegida, o se amañara la elección en su beneficio, el país lo pagaría muy caro porque es débil físicamente e inestable emocionalmente. En cambio, Trump posee la fortaleza para afrontar los desafíos que tenemos como nación y un temperamento sólido. Las encuestas de McClatchy-Marista y Economist / YouGov sobre este aspecto reflejan que los ciudadanos consideran a Trump más capacitado y con más aguante que Hillary, a la que saca alrededor de veinte puntos en esta apreciación.
Otra cuestión relevante es la integridad. Mientras que Hillary Clinton ha mentido y ocultado datos e información sobre distintos temas: la destrucción de correos electrónicos, el manejo inadecuado de la crisis en la embajada en Bengasi en 2012, su estado de salud real, las donaciones multimillonarias a la Fundación Clinton y sus conexiones evidentes con lobbies e intereses especiales, Donald Trump se ha posicionado como el candidato más honesto e íntegro, defensor de la clase media y obrera, de los propietarios de pequeños negocios, de los empleos de la industria americana, de los impuestos bajos y justos, de un patriotismo sincero, de volver a recuperar la capacidad de la fuerzas armadas, de incrementar la seguridad en las ciudades y crítico con el establishment corrupto.
Al valorar con crudo realismo el estado del país y huir de la retórica de lo políticamente correcto, que tanto le gusta a Hillary para pintar un cuento de color de rosa, Trump ha demostrado ser más íntegro y con una visión de la realidad más acertada.
En un sondeo de McClatchy-Marista los votantes puntúan con sólo el 36 por ciento a Clinton como honesta y digna de confianza, en comparación con un 44 por ciento que otorgan a Trump. The Economist / YouGov muestra que sólo el 29 por ciento de los posibles votantes encuentran a Clinton digna de confianza.

El otro tema central son los valores de la clase media. Trump consigue un 43 por ciento en una encuesta de McClatchy-Marista en la que los votantes comparten sus valores, en comparación con el 41 por ciento de Clinton. Y en una encuesta de Los Angeles Times / USC muestra a Trump con una ventaja global de dos puntos, casi el 53 por ciento de los votantes con un ingreso de entre $ 35.000 por año y $ 75.000 por año (la clase media), que apoyan a Trump, mientras poco menos de un 39 por ciento con ese mismo ingreso comparten valores con Hillary.
Estos datos han aumentado en estos últimos días, favoreciendo claramente a Trump, con una percepción social como el candidato favorito con el que comparten valores americanos la clase media. Es una brecha que se extiende por todo el país: Ohio, Iowa, Texas, Colorado… Cada día más ciudadanos de clase media conectan con los postulados de Trump en estados decisivos, como Pennsylvania, Virginia, Ohio, Wisconsin, Michigan, North Carolina, Nevada, Colorado o Florida, que son ahora mismo campos de batalla electoral.
Ganar votos entre la clase media y conectar con sus valores, son claves para ganar las elecciones. Y en esto, Trump aventaja a Hillary y sigue abriendo brecha.
Los ciudadanos confían en que el nuevo presidente traiga un cambio real en el gobierno y derribe el viejo establishment. Por eso muchos ciudadanos coinciden con Trump y van a votar a Trump.
El aguante, la integridad y compartir los valores de la clase media son tres de las razones para votar a Trump y por las que es previsible su victoria el 8 de noviembre. Poco importa que los medios de comunicación, el establishment y la campaña de Hillary traten de montrar un escándalo en torno a la conversación privada de Trump hace once años en un contexto que hace comprensible sus palabras. Al hilo de este tema, lo que es un escándalo es el uso de unas palabras que reflejan una realidad que cualquier hombre o mujer conoce perfectamente. Que ahora nos vengan las feminazis de turno, el establishment corrupto y los medios cómplices en mil barbaridades, escandalizándose por unas frases, es vergonzoso e indica el nivel de estupidez social y de censura a la libertad de expresión, incluso en privado, que está adquiriendo lo políticamente correcto. Una sociedad que ha leído con fruición «50 sombras de Gray» y otras novelas porno (y me refiero en especial a las mujeres, que tanto se escandalizan ahora con una doble cara que da asco), y ahora es cómplice de una sucia campaña de manipulación para teledirigir el voto electoral, no va a cambiar que millones de ciudadanos patriotas preocupados por la dirección que ha tomado esta nación, cambie su voto a favor de Trump, cuya resistencia ante los ataques y su persistencia en lograr salvar Estados Unidos es loable y digno de toda confianza. Hoy más que nunca, hay muchas razones para apoyar y votar a Trump.