Donald Trump no se cansa de repetirlo en cada uno de los mítines o declaraciones a la prensa que realiza: «Finalmente tienes un presidente que te es leal». «Soy un luchador por sus trabajos, por sus salarios, sus fábricas, sus familias y su dignidad».
Y es cierto. Desde Ronald Reagan no teníamos un presidente que le fuera leal al pueblo estadounidense que le ha votado como lo es Trump. Un presidente centrado en conseguir resultados positivos para el país y para los ciudadanos.
Sus palabras se adaptan a la realidad cuando proclama: «Después de años de construir naciones extranjeras, finalmente estamos construyendo nuestra nación. Nuestra política de guerra sin fin, cambio de régimen y construcción de naciones está siendo reemplazada por la búsqueda clara del interés estadounidense».
De nuevo Trump da en la diana. Él ha puesto el interés de los Estados Unidos por encima de todo. Ni siquiera el poder y la influencia de los lobbies y del establishment ha logrado meter sus zarpas en las políticas del presidente. Políticas que han permitido crear las condiciones idóneas económicas para crear más de 6.300.000 mil nuevos empleos, una gran parte de los cuales han sido para mujeres. Que es la mejor política social que se puede hacer. Políticas que han hecho posible que los salarios estén aumentando a un ritmo del 3% anual y que la desregulación ha impulsado una economía fuerte y sana basada en un crecimiento vigoroso de los principales sectores productivos: manufactura, tecnología, servicios, recursos energéticos…
Políticas de seguridad nacional que han logrado resultados efectivos en tiempo récord, como la destrucción del Califato, la derrota del Estado Islámico y la muerte de su líder, Abu Bakr al-Baghdadi durante la operación Kayla Mueller; y la contención de los regímenes de Corea del Norte e Irán. Políticas comerciales que han logrado poner fin a la competencia desleal china y a cuerdos comerciales ventajosos con Japón, Canadá, México, y Brasil, entre otros países.
Políticas de reconstrucción de comunidades degradadas en las ciudades estadounidenses, creando Zonas de Oportunidad donde ahora el dinero fluye para construir un futuro mejor para los ciudadanos.
Políticas para defender la libertad y el respeto a la religiones y la fe. Trump nunca deja de luchar por los valores que nos unen como una sola América. Y esa es una labor presidencial de enorme trascendencia.
Políticas para preservar Medicare para las personas mayores y proteger a los pacientes con enfermedades preexistentes. Políticas que apoyan con medidas reales y fondos a los veteranos.
Políticas que rechazan la manipulación de los demócratas y sus medios afines en torno al intento de impeachment con total transparencia y luchando contra la corrupción que rodea al establishment y al Partido Demócrata. Una posición que le está ganando el favor de muchos votantes demócratas, que apoyarán también a Trump en las urnas en 2020 porque ven con claridad que está luchando por cada uno de los ciudadanos estadounidenses. Trump ha expuesto que toda la narrativa de impeachment está corrompida. El denunciante es Eric Ciaramella, un demócrata registrado, ex analista de la CIA que empezó a trabajar en la Casa Blanca con Obama y Biden, estrecho colaborador del ex director de la CIA John Brennan y un protegido de la consejera de seguridad nacional con Obama, Susan Rice. Eric Ciaramella tuvo que dejar el Consejo de Seguridad Nacional a mediados de 2017 debido a las filtraciones que realizaba, volvió a la CIA y estuvo implicado en las acusaciones de la falsa colusión rusa. El complot demócrata ha quedado al descubierto.

No es extraño, pues, que la intención de voto a Trump aumente por momentos. Según una encuesta de Selzer and Company/Grinnell College, 7 de cada 10 votantes (el 70%) creen en la agenda America First del presidente Trump de cara a las elecciones de 2020. Sólo un 19% se identifican como socialistas y apoyan a los candidatos socialistas que presenta el Partido Demócrata para esta contienda electoral.
Políticas de ley y orden que respaldan el trabajo heroico de las fuerzas policiales del país con medidas concretas para proteger nuestras fronteras y ciudades, mayores presupuestos y propuestas como la pena de muerte para los criminales que asesinan a policías.
Políticas para frenar la inmigración ilegal con el muro en la frontera, del cual ya se han construido 74 millas, 158 millas están en construcción y 450 estarán completadas a finales de 2020. En esos días precisamente se inicia la construcción de 8 millas de muro fronterizo en el crucial Valle del Río Grande.
Políticas que favorecen a colectivos con necesidades especiales, como los autistas, al firmar la Ley de Colaboración, Responsabilidad, Investigación, Educación y Apoyo del Autismo (CARES), que asigna 1.800 millones de dólares en fondos durante los próximos cinco años para ayudar a las personas con trastorno de autismo y sus familias.
Políticas, en suma, que están haciendo a América grande otra vez, la nación competitiva y ganadora que siempre ha sido. Las políticas del presidente Trump han salvado a los Estados Unidos de Hillary Clinton y de la corrupción del estado profundo y de las pésimas políticas socialistas del Partido Demócrata actual. Durante décadas, las élites de Washington y del país han vendido a Estados Unidos a otras naciones, líderes y empresas a cambio de tratos que han perjudicado al país y la clase media norteamericana.
Trump ha revelado y expuesto toda esa corrupción, por lo que el establishment y los medios manipuladores están tratando de echarlo de la Casa Blanca mediante un golpe de estado legislativo que va a fracasar porque nadie selo cree y porque es totalmente falso y sin garantías legales.
Las políticas de Trump son su salvación porque son la respuesta más evidente del cumplimiento de sus programa electoral y de sus promesas. Unas promesas que renovará y ampliará con el pueblo estadounidense en 2020 para un segundo mandato presidencial.