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Medalla de Honor

Pocas ceremonias oficiales son tan auténticas y representan el espíritu de Estados Unidos como cuando se entrega una Medalla de Honor a un soldado por sus servicios prestados.
Las guerras de Irak y Afganistán han arrojado a muchos de los últimos verdaderos héroes de este país. A menudo olvidados y marginados de muchas formas. Héroes que soportan en vida el alto coste y el sacrificio de unos servicios armados que a menudo exigen máxima confidencialidad y una forma de vida que termina aislándolos y llevándolos a la soledad y a enormes sacrificios personales.
El sargento de primera clase, Leroy A. Petry, ha sido distinguido este pasado martes, 12 de julio, por el presidente Barack Obama con la Medalla de Honor por su extraordinaria valentía. El presidente lo expresó así durante la ceremonia celebrada en la Casa Blanca: «en lo que representa la más alta demostración de gratitud por parte de nuestra nación, que reconoce un acto singular de valentía”. El presidente destacó el trabajo, el valor y el servicio a la patria de Petry, quien «puso su vida en riesgo por encima y más allá de la llamada del deber».
Estos son los hechos: durante un enfrentamiento en Paktya, Afganistán, el sargento Petry perdió su mano derecha durante un acto heroico al salvar la vida de sus soldados al recoger una granada y arrojarla lejos, durante una acción ocurrida el 26 de mayo de 2008, aún cuando ya estaba herido en las dos piernas. “Siguió liderando a sus hombres dando órdenes» ha destacado el presidente Obama.
La Casa Blanca ha declarado que la condecoración es otorgada “por su valiente acción durante las operaciones de combate contra fuerzas enemigas, poniendo en riesgo su propia vida”. El presidente Obama ha hecho entrega de esta Medalla de Honor al sargento Petry y ha destacado, tal como dijo uno de sus compañeros Rangers tras la acción en Afganistán: «aún existen héroes y nuestros héroes están a nuestro alrededor, y son nuestros hombres y mujeres de uniforme».
Esta es la esencia de los que sirven con patriotismo auténtico al país, más allá de debates estériles. Hoy sigue habiendo héroes, y son héroes que arriesgan sus vidas por unos valores e ideas de libertad.

El sargento Leroy Petry, de 31 años, expresó en la ceremonia que recibía el reconocimiento “con mucha humildad”, sobre todo porque sus compañeros de armas son los que lo han nominado. Desde que se alistó al ejército en 1999, en su localidad natal, Santa Fe (Nuevo México), Petry fue asignado al segundo Batallón del 75 Regimiento de los Ranger y ha estado desplegado en dos oportunidades en Irak y seis veces a Afganistán, está casado y es padre de cuatro hijos, y en la actualidad desempeña funciones como oficial de enlace en Fort Benning, en el estado de Georgia, sede de los Rangers.
Una prótesis robótica le ha sido colocada en lugar de su mano derecha tras ser herido; el propio Petry ha dicho que se “siente fantástico” de poder estrechar la mano a las personas de nuevo.
Leroy Petry es el noveno miembro del ejército en recibir la medalla de honor y es apenas el segundo miembro en servicio activo en el ejército de Estados Unidos en recibir la máxima condecoración militar, tras el sargento Salvatore Giunta.
Pero aún hay muchos más héroes que arriesgaron, y siguen arriesgando sus vidas, en los frentes de combate, lejos de las ceremonias y los focos de la prensa, mirando al peligro de frente con un puñado de valores que solo los últimos héroes están defendiendo de verdad a costa de sus propias vidas y su futuro.

Medal of Honor Presentation




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