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Rinocerontes de África

La codicia y la estupidez humanas están llevando a muchas especies de animales al borde de la extinción. Es lo que está sucediendo mientras lee esto en cualquier parte del mundo, por ejemplo, con los rinocerontes de África, cuyos cuernos son demandados desde China y Vietnam para la elaboración de medicinas y afrodisíacos naturales. Su caza furtiva está poniendo a los rinocerontes frente a una extinción más que probable si no cesa cuanto antes.
A principios de enero se encontraron en el Parque Nacional Kruger, en Sudáfrica, ocho rinocerontes muertos en un solo día y no es casualidad. Sólo el pasado 2011 se registró un récord de 448 rinocerontes muertos, lo que coloca a la especie en claro riesgo de extinción, dado que el ritmo de caza va en aumento, como demuestran los datos. En 2010 las bajas de rinocerontes fueron de 333 y hace diez años era sólo de 15 ejemplares al año por caza furtiva.
Los traficantes anestesian a los animales con dardos tranquilizantes, después cortan sus cuernos con una motosierra y dejan al rinoceronte abandonado, que muere desangrado.

Como ocurre a menudo, el lucro desmedido, la ignorancia y la superstición están detrás de este comercio sangriento. Según algunas creencias milenarias, el cuerno del rinoceronte tiene propiedades curativas para contrarrestar enfermedades como el cáncer, la gota, el reuma y otras; además, se utiliza para preparar afrodisiacos y comercializarlos en Asia. Lo que hace que se llegue a pagar en torno a 64.000 dólares estadounidenses el kilo de cuerno.
Para hacernos una idea aproximada del problema, según el Informe Nacional de Cumplimiento y Aplicación de la Ley en Sudáfrica, 214 sospechosos de matar rinocerontes fueron arrestados entre abril de 2010 y marzo de 2011, y esto apenas refleja la situación real de caza furtiva. Con las sanciones que se aplican, se pretende evitar que este animal acabe como el rinoceronte negro del oeste de África, al que a finales de 2011, la nueva evaluación de especies en peligro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza declaró ya extinto.

En este sentido, las medidas de protección que se están aplicando aún deben incrementarse más y endurecerse contra los que participan en toda la cadena de tráfico. Las noticias de que el gobierno sudafricano ha aumentado en 150 guardias la vigilancia de zonas protegidas, es un paso adelante. Estas nuevas fuerzas de vigilancia se desplegarán en la reserva natural del Parque Kruger, que es la mayor del país, y se espera así hacer frente a la caza furtiva del rinoceronte, que sólo en lo que va de año se ha cobrado ya 11 animales.
Estos guardias se suman a los 500 que patrullan la reserva para intentar reducir la caza furtiva de rinocerontes y deberían tener plenos poderes para actuar con los cazadores y traficantes, ya que se enfrentan a una situación del máximo riesgo, equiparable a los traficantes de droga. Téngase en cuenta que los cuernos de los animales sacrificados son vendidos en el mercado negro a precios superiores a los de la cocaína o el oro. Esto convierte el problema en una auténtica batalla sobre el terreno que los guardias conocen perfectamente y pueden referir de primera mano.
En 2010, en el parque Cat Tien en Vietnam, fue hallado el último ejemplar del rinoceronte de Java con el cuerno cortado y disparos en las patas. Las dos especies de rinoceronte africano, el blanco y el negro, están en serio peligro de extinción por la caza indiscriminada que prolifera en las regiones donde habitan, y ya ha desparecido en algunos países del continente africano.
Evitar su extinción e incrementar sus poblaciones es uno de los retos para África, que puede tener en el rinoceronte un tesoro de investigación biológica y reclamo turístico de primera magnitud que ayude al progreso, pero sólo si se llevan a cabo buenos planes de repoblación de la especie y de eliminación de la caza furtiva y el comercio ilegal.




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