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Complot Terrorista


La desarticulación hace unos días de un complot terrorista, a cargo de una célula islamista independiente formada por cuatro hombres, inspirados ideológicamente por Al Qaeda, para cometer ataques en Estados Unidos, concretamente hacer detonar una bomba en una sinagoga de Riverdale, en el Bronx (Nueva York), y disparar misiles Stinger contra aviones militares de la base área de la Guardia Nacional de Stewart, en Newburgh, al norte de Nueva York, ha puestro de manifiesto la amenaza real y latente que existe sobre Estados Unidos.
Una amenaza terrorista que no ha concluido, pese a la política de soft power (poder blando), que viene realizando el Presidente Obama en el mundo.
El éxito del FBI al infiltrar el grupo islamista ha permitido desarticular a tiempo estos ataques, pero no debemos caer en la autocomplacencia. Lo cierto es que hay numerosas células islamistas planeando ataques terroristas en estos momentos. Muchas de ellas en Estados Unidos, pero también en Europa, Asia, y otros lugares. Las detenciones de radicales yihadistas en España, convertido en un centro neurálgico desde donde financian, reclutan y divulgan doctrina yihadista, son un síntoma más de la actividad islamista radical, que no se ha frenado ni mucho menos.
Por eso no debemos bajar la guardia. Porque el próximo ataque podría producirse en cualquier parte y en cualquier momento. Podría ser un suicida, un coche-bomba, un secuestro con rehenes, o incluso un ataque bacteriológico, químico o nuclear, en el peor de los casos. Un ataque devastador que pondría de nuevo al terrorismo islamista en el foco de atención mundial.

El riesgo no es sólo que los terroristas sigan conspirando para atacar, que lo hacen y muy activamente, también que algunos responsables de la lucha antiterrorista, autoridades políticas y opinión pública, se relajen y olviden o releguen la amenaza, que aún existe. Porque el despertar a la realidad podría ser traumático.
Abortar un ataque terrorista, como ha hecho el FBI, simpre es motivo de felicitación y orgullo, pero no perdamos de vista que era un grupo controlado. El mayor peligro, la amenaza real, procede de esas células incontroladas e infinitamente más peligrosas que están libres. Y para combatirlas es necesario que la Administración Obama sea responsable y no ate las manos de quienes deben combatirlos ni se pierda en debates políticos estériles, que sólo interesan a algunos medios de comunicación y ciertos sectores de la opinión pública que se alimentan de la polémica.

Nada sería más lamentable que mientras se debate sobre Guantánamo, las técnicas coercitivas de la CIA, lo que sabía Nancy Pelosi sobre éstas o no, o se gastan recursos y esfuerzos con grupos que representan un peligro menor, y otros asuntos similares, se produzca otro ataque terrorista brutal. La Administración Obama no se puede permitir caer en el error de convertir la seguridad nacional en un juego o un patio de colegio. O el precio a pagar será altísimo, como bien sabemos todos.
Evitar eso y la amenaza terrorista, así como garantizar la seguridad del país, son las prioridades para el Presidente Obama. Como lo fueron para Bush. No entenderlo, es no entender lo más sustancial de todo este tema.




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