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Estrategia Nacional Antiterrorista


Hace unos días la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano (ex Gobernadora de Arizona), hizo pública en un acto del Consejo de Relaciones Extranjeras, la estrategia nacional antiterrorista de la Administración Obama para mantener el país seguro.
Una vez más resulta contradictorio el discurso de Obama, que por un lado critica la anterior estrategia de la Administración Bush, pero por otro la mantiene con sólo
algunos cambios o retoques, más cosméticos que otra cosa. De lo que se desprende que, cuando menos, tampoco era tan mala la política de Bush al respecto.

Por supuesto, nada de eso oirá en los medios oficiales pro-Obama, norteamericanos y extranjeros, pero es la realidad. Por supuesto, tampoco los hipócritas de siempre dirán nada ahora, guardándose sus críticas, lo que habla de sus verdaderas intenciones cuando las decían antes.
La principal novedad en esta nueva-vieja estrategia es la llamada a una participación más activa de la población. Janet Napolitano ha pedido mayor colaboración ciudadana y conciencia cívica.
«Necesitamos una cultura de responsabilidad colectiva, donde cada individuo comprenda cuál es su papel», explicó Napolitano, que citó casos recientes de iniciativas individuales que han contribuido a desmantelar tramas terroristas en New Jersey, North Carolina, y Pensilvania.


La estrategia hecha pública pretende integrar la cooperación entre agencias locales del orden público, el gobierno federal y los aliados del país, junto a la cooperación ciudadana, para potenciar una lucha colectiva contra las amenazas.
Napolitano declaró que el enfoque adoptado debe ser “más complejo, interconectado y resistente para hacerlo más inteligente y adaptable (…) Por mucho tiempo, hemos tratado al público como una responsabilidad que debe ser protegida en vez de un valor para la seguridad colectiva de nuestra nación. Ustedes son los que saben si algo está mal en sus comunidades, como un paquete sospechoso, o una actividad inusual”.
Y apuntó en especial la vulnerabilidad de la red cibernética del país, que es crítica para las redes de electricidad, la infraestructura y el comercio.
Desde el 11/S, es cierto que los avances tecnológicos han creado nuevas vulnerabilidades y el enemigo también ha evolucionado en ese sentido.
La amenaza terrorista es ahora más descentralizada, más conectada y más adaptable que la del 11-S (…) Enfrentamos a un enemigo interconectado y debemos darle una respuesta interconectada”, enfatizó la secretaria de Seguridad Nacional, que anunció inversiones por un importe de 78 millones de dólares para nuevos oficiales de policía destinados a los medios de transporte; alrededor de 35 millones serán asignados a Nueva York y permitirán añadir 125 nuevos oficiales dedicados a combatir el terrorismo.
Que la amenaza terrorista sigue viva y no podemos dormirnos en los laureles es evidente. Por esta razón, el Departamento de Estado ha renovado su alerta de viajes, denominada “Precaución Mundial”, en la que advierte de la permanente amenaza de acciones terroristas y de violencia contra ciudadanos e intereses de Estados Unidos en el mundo.
En esta alerta, que se renueva cada seis meses, el gobierno indica que en algunos países la recesión mundial ha contribuido a la inestabilidad política y económica y ha generado conflictos sociales. Lo cual es cierto. Además, se apunta que Estados Unidos sigue estando preocupado por las “persistentes amenazas de atentados terroristas, manifestaciones y otros actos violentos contra ciudadanos e intereses estadounidenses en el extranjero”.

El brote de extremistras estadounidenses que viajan al extranjero para recibir entrenamiento militar y luego regresan al país para reclutar adeptos y planear ataques terroristas, es otra de las cuestiones que está preocupando de forma creciente y que constituye un problema de formidable calado.
Otro aspecto que esta estrategia buscar potenciar es la colaboración más estrecha con los aliados, a fin de intercambiar información, por ejemplo, compartiendo los datos de los pasajeros de avión o mayor acceso a fuentes de Inteligencia para detectar posibles conspiraciones o planes de ataque.
Nos hallamos en un momento en el que todas las alertas e informaciones apuntan a un incremento de la actividad de los radicales islamistas en Estados Unidos, y cada dato es vital.
Janet Napolitano ha recordado que la amenaza terrorista es «asimétrica», porque recurre a una “violencia privatizada, no vinculada a un estado soberano”. Y añadió que: «La amenaza nuclear o radiológica nos preocupa altamente y reducir esa amenaza es una prioridad (…) Pero también debemos estar preparados para amenazas biológicas y químicas por parte de Al Qaeda».
Algo que en realidad no es nada nuevo, y de lo que ya se informaba periódicamente durante la Administración Bush. Que el cambio de actitud de la opinión pública y algunos gobiernos ante la nueva Presidencia norteamericana, haga más fácil comunicar estas verdades y las medidas a adoptar, es un éxito en sí mismo de la nueva estrategia. Probablemente uno de los pocos que se pueda apuntar Obama ahora mismo como propio al cien por cien.
La secretaria de Seguridad Nacional ha enfatizado que “Las amenazas contra EE.UU. son persistentes y evolutivas” y ha apostado por “alcanzar un estado de preparación constante de la población”.

Las cuatro líneas de esta estrategia antiterrorista son, pues, de forma sintetizada, la cooperación con los aliados internacionales, la aplicación de todos los poderes del Estado federal, la vigilancia policial, y la colaboración de la población civil.
Janet Napolitano manifestó en su intervención que “Estados Unidos quiere que sus fronteras físicas sean la última línea de defensa y no la primera«, y marcó la frontera con México como una priopridad: “ayudándolo a fortalecer su propio sistema policial y de Inteligencia«.
Como gran aportación de esta estrategia de la Administración Obama, encontramos la búsqueda de la participación ciudadana de una forma activa (algo que también existía con la Administración Bush), pero sin el recurso general al miedo. Y ésa es la gran novedad. Pero está por ver que se cumpla en medio de un clima de fuertes amenazas o si sólo es un arma arrojadiza contra la anterior Administración y los Republicanos. Algo que muchos ni siquiera dudan en Estados Unidos.




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