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Perros adiestrados

Desde hace cientos de años los perros han sido y son los mejores amigos del hombre y la mujer. Nos han acompañado, ayudado y hasta salvado en todo tipo de situaciones y acontecimientos. Hoy son nuestros compañeros más fieles y en tiempos en los que los valores de lealtad y compromiso de las personas brillan por su ausencia, salvo contados casos, los perros son de nuevo nuestro soporte emocional. Lo vemos en cualquier calle de cualquier país del mundo, hombres y mujeres (actualmente muchísimas más mujeres y esto tiene otra lectura interesante) van acompañados por sus perros.
Si un perro bien adiestrado es la admiración de todos, ni que decir tiene que los perros adiestrados que guían a los invidentes o realizan tareas de rescate se han convertido en auténticos héroes dignos de admiración.

Desde la premisa de que los perros aportan un valor extraordinario a quien los tiene y a la sociedad en su conjunto, sería deseable que el maltrato y el abandono de estos animales fuera desterrado del comportamiento y las prácticas de muchas personas (por llamar de alguna manera a quienes abandonan a los perros o los someten a sufrimiento, aunque personalmente los daría otro tratamiento que no olvidarían).
Como siempre, la vacuna contra la ignorancia y las malas conductas es el conocimiento. Nada mejor que conocer a los perros para amarlos y respetarlos. Hoy les contaré un poco de la historia de los perros guías adiestrados, que se remonta a 1827, en Austria, donde Leopold Chimani escribió un libro que incluía la historia de Joseph Resinguer, nacido en 1775, ciego desde los 17 años, y que había adiestrado a sus tres perros.
Johann Wilkelm Kleim escribió un libro en 1819, en Viena, para enseñar las técnicas de adiestramiento de los perros guía a los ciegos, perfeccionando las técnicas de Reisinger, pero permaneció en el olvido durante mucho tiempo.
En 1845, el alemán Jacob Birrer publicó un libro describiendo las técnicas que utilizó para adiestrar perros guías. Aquellos principios básicos de adiestramiento se han ido perfeccionando hasta hoy. Pero fue casi cien años después cuando comenzó el movimiento de perros guías, tal y como se conoce en la actualidad. El número creciente de soldados alemanes que resultaron ciegos durante la Primera Guerra Mundial inspiraron al Dr Gerhard Stalling para abrir la primera escuela del mundo dedicada al adiestramiento de perros guías para ciegos.

La escuela abrió sus puertas en 1916 en Oldenburg, Alemania, y empezó a nivel experimental para atender las necesidades de la gran cantidad de soldados que durante la guerra habían quedado ciegos. Al ver que los resultados eran muy buenos, pronto abrieron otras tres escuelas en Alemania: Württemberg, Potsdam y Munich, en las cuales ya se entrenaban perros para ciegos civiles. En esta primera etapa de adiestramiento de los perros guías, se entrenaba al  «pastor alemán», una raza muy popular y que daba excelentes resultados en todas las facetas de adiestramiento (rescates, patrullas, búsqueda, etc…). De hecho, sigue siendo uno de los favoritos.
La explosión y reconocimiento de este tipo de entrenamientos llegó en 1927, cuando Dorothy Eutis, una ciudadana norteamericana que trabajaba en Suiza como adiestradora de prestigio en la sección de perros de rescate de la Cruz Roja, oyó de la existencia de la escuela alemana. La Sra. Eutis y su marido, George, tenían un criadero de perros, «Fortunada Fields», que estaba en Vevey, Suiza. Ella visitó el centro de adiestramiento alemán para estudiar sus técnicas y en 1927 el periódico estadounidense «The Saturday Evening Post» solicitó a la Sra. Eutis un artículo sobre sus perros, la cría, el adiestramiento, etc, pero decidió no hacerlo para guardar sus secretos de cría. A cambio, escribió un artículo sobre los perros guía, las escuelas de adiestramiento en Alemania y sobre la importancia del perro guía en este país.

El artículo cautivó la atención de Morris Frank, un joven norteamericano ciego, que escribió a la Sra. Eutis,  proponiéndole que adiestrara un perro para él. Ella aceptó bajo la condición de que Morris viajara a Suiza para participar en el adiestramiento. Así que en 1928 Morris viajó a «Fortunata Fields» para recoger el perro que los instructores Jack Humphrey y George Eutis habían adiestrado para él. Durante el adiestramiento, Morris y Dorothy decidieron abrir una escuela en Estados Unidos: «The Seing Eye», situada al principio en Nashville (Tenneesse) y después en Morristown, (New Jersey), donde bajo el mismo techo estaban la administración, el adiestramiento y la residencia de las personas ciegas.

Más tarde, en 1929 el centro de adiestramiento «L´Oeil Qui Voit» abrió sus puertas en Laussane (Suiza). Al principio los perros eran criados en «Fortunata Fields», pero a partir de 1934 se empezó con la cría en el mismo centro, donde los instructores eran suizos, italianos, franceses e ingleses; posteriormente algunos de ellos fueron a trabajar a  otros países de Europa y a Estados Unidos.
Actualmente existen escuelas de adiestramiento de perros en casi todos los países desarrollados. En Estados Unidos, donde se ha realizado una excelente labor en este sentido y donde la cultura del perro está más desarrollada, con una alta valoración de estos animales, hay más de 11 escuelas, entre ellas la prestigiosa «Leader Dogs for the Blind»; en Francia 10, en el Reino Unido más de 14, en Alemania 5, en Australia 2, en Japón 5, en Nueva Zelanda 1, en Sudáfrica 1, en Italia 3, en Irlanda 1, en Polonia 2, en Bélgica 2, en Canadá 2, en Noruega 2, en Israel 2, y en España se encuentra la Fundación Once del Perro Guía (FOPG).
En España, los primeros perros guía reconocidos oficialmente llegaron en 1963 y provenían de la escuela estadounidense de Rochester, en Michigan. La Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE) y la Asociación «Club de Leones» (fundadora de la escuela Leader Dogs), llegaron a un acuerdo para que los españoles pudieran obtener los perros en Estados Unidos; en la actualidad en torno a 24 perros por año proceden de Rochester.

El primer centro de adiestramiento de perros guías en España fue la  Escuela de Perros-Guía para ciegos General Optica, de Sant Joan (Mallorca) fundada en 1972 por el Sr. Picornell, después de una breve visita a un centro del Reino Unido, con el patrocinio de General Óptica. El número de estudiantes por clase era de tres y esta escuela entregó alrededor de 150 perros y cerró sus puertas, de forma oficial, en 1987. En 1990, la Fundación ONCE del Perro Guía  inició su producción. El centro está en Boadilla del Monte desde 1998 (el primero estuvo en Móstoles desde 1990). Esta finca de 11.0000 metros cuadrados cuenta con una residencia canina, sala de partos, clínica, bloque de cachorros, entrenamiento, aislamiento y pista de ejercicios. Se trata, pues, de una actividad bastante reciente en comparación con el historial de países con experiencia, como Alemania, Estados Unidos, Suiza, o Reino Unido.
El impulso y existencia de estas escuelas de perros guías y de rescate señalan el nivel de progreso que tiene un país, su atención social, el nivel educativo y de respeto hacia los perros y cómo participan estos en la vida cotidiana y en situaciones extraordinarias. Su financiación es uno de los retos que afrontan y en estos tiempos es más necesario que nunca no desatender un trabajo que requiere de años de adiestramiento, pero cuyos beneficios son inmensos.
Las razas más utilizadas como perros guías en la actualidad son el cruce entre Labrador y Golden, un 44%, que ofrece unos resultados excelentes. El Labrador Retriever (30%). El Golden Retriever (14%). Y el Pastor Alemán (5%). En menor número se utilizan o se han utilizado Border Collie, Flat Coated R., Curly Coated R., Leonberger, Pastor Belga, Boxer, Collie Rough, Caniche gigante, Rodesian, perros mestizos, etc. Como anécdota, apuntar que en España se ha intentado también con el Pastor Vasco, pero sin éxito.


Las fases de adiestramiento del perro guía, que en realidad es un proceso continuo, tiene tres etapas:
    Etapa en la familia, fase de habituación. Desde las seis semanas al año de edad. Abarca los periodos críticos en el desarrollo del cachorro. El perro se habitúa a las situaciones, objetos y sonidos comunes del hogar y alcanza un nivel de obediencia básica. Aprende a caminar de la correa, en el lado izquierdo, y sin excesiva tensión. Aprende a ser limpio en casa, a no ser destructivo, se le introduce en los transportes públicos, etc. Se integra en la manada.
    Etapa en el centro de adiestramiento, fase de adiestramiento específico. Desde el año de edad al año y medio o dos años. Se progresa desde la obediencia básica al adiestramiento específico (línea recta, bordillos, obstáculos, etc). Inicialmente se moldea la respuesta deseada y progresivamente se le concede más responsabilidad al perro, se aplica el condicionamiento instrumental y se le expone a situaciones cada vez más difíciles que debe resolver. Al final de esta etapa el adiestrador trabaja con un antifaz, en distintos entornos para comprobar la capacidad del perro para asumir la responsabilidad de guía.
    Etapa con el cuidador final, fase de acoplamiento. A partir del año y medio o dos años de edad. Se selecciona el perro adecuado para las necesidades de la persona ciega, que debe atender un curso de tres semanas de duración en el centro de adiestramiento donde aprende a cuidar y manejar al perro guía. Posteriormente se continúa el curso en el lugar de residencia y se trabajan las rutas y necesidades específicas con el nuevo perro guía. Esta es una de las fases más complejas y de ella depende, en gran medida, el éxito del proceso de adiestramiento. Una vez graduada la unidad, la escuela realiza visitas de apoyo y supervisión: al mes de la graduación o finalización del curso; a los seis meses; y una vez al año durante toda la vida de trabajo del perro guía (seguimientos rutinarios).
Además, el personal instructor está siempre disponible para prestar sus servicios cuando la persona ciega lo requiere (trabajar/introducir nuevas rutas, visitas prioritarias, la unidad experimenta problemas o dificultades).

En todo este proceso, la labor del adiestramiento del perro guía es fundamental, solo gracias a la labor de las familias que se ocupan de habituar/familiarizar a los cachorros a todas las situaciones de la vida diaria en el hogar, se puede completar el adiestramiento. Las familias seleccionadas se hacen cargo del cachorro cuando éste tiene 6 semanas de edad y le enseñan a aceptar las reglas básicas de convivencia. El cachorro vuelve al centro de adiestramiento cuando cumple el año (por término medio, existen variaciones en función de la raza y necesidades específicas de cada individuo) donde se comienza el adiestramiento.
Ya en 1956 se comenzó a establecer un programa de cría y a introducir los cachorros en familias desde las 6 semanas, conscientes de la importancia de este periodo para conseguir perros equilibrados y aptos para el adiestramiento como perros guías. Con una familia el perro aprende a ser limpio en la casa, a aceptar el ser cepillado, a caminar en el lado izquierdo sin tirar de la correa, a no subirse  a los muebles, o ser destructivo, y comienza a realizar sus primeros ejercicios de obediencia, etc.

La mayor parte de las escuelas del mundo han adoptado y establecido un programa de cría propio y educadores, lo que explica el relativamente bajo nivel de rechazos que se produce durante el adiestramiento. En los centros que no disponen de programa de cría  propio o programa de educadores, los  porcentajes de perros rechazados se elevan hasta cerca de un 70%.
Más allá del papel de los perros guías o de salvamento y rescate, debemos aumentar la concienciación acerca de la importancia de los perros y la necesidad de protegerlos y contribuir a su papel en la sociedad actual.




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