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Las ballenas de San Francisco

Algunos de los incidentes más destacados en las costas de todo el mundo tienen que ver con las ballenas. En los últimos años se han producido numerosas víctimas de accidentes de diverso tipo entre ballenas azules, rorcuales y jorobadas, todas ellas especies en peligro de extinción, en las costas de California. Esto es debido a que son atraídas a estas aguas por la abundancia de krill, unos organismos muy pequeños parecidos a camarones, con los que se alimentan.
Por ejemplo, el pasado mes de junio de 2012 los restos de un rorcual de 14 metros (47 pies) fueron arrastrados a una playa en la Costa Nacional de Point Reyes. Los científicos los estudiaron y comprobaron que la espina dorsal y las costillas estaban mutiladas, posiblemente por la hélice de uno de los grandes buques de carga que navegan esas aguas.

Debido a este incremento de accidentes, los esfuerzos de numerosas organizaciones se han centrado en los últimos dos años en evitarlos y ahora las autoridades marítimas federales al fin han aprobado un plan para proteger a las ballenas dentro y alrededor de la bahía de San Francisco, donde se producen muchos de estos accidentes. Es un proyecto que incluye cambiar las rutas marítimas y establecer mejores métodos para conocer la ubicación de las ballenas. Los cambios que se han diseñado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), los representantes del sector naviero, investigadores balleneros y la Guardia Costera, seguramente entrarán en vigor este año, después de que los revise la Organización Marítima Internacional de Naciones Unidas.
A este cambio de actitud y de política ha contribuido el impacto que causó en 2010 el caso de una ballena azul con una cría en gestación, que fue encontrada muerta en la playa del
Santuario Nacional Marino del Golfo de los Farallones. El número de ballenas azules es tan pequeño que perder a una hembra y a una ballena por nacer, envió un mensaje nítido de que necesitábamos ver ballenas golpeadas y muertas para producir un cambio radical. Aquello lo consiguió y puede salvar cientos de ballenas.

Debemos tener en cuenta que el puerto de San Francisco es uno de los más transitados del mundo y al que a menudo se acercan ballenas y otras especies marinas. Este plan federal prevé
establecer una red para vigilar en tiempo real a las ballenas, de manera que cuando se vea a una se pueda advertir a los capitanes de los barcos para que puedan disminuir la velocidad o tomar otra ruta. Si bien, la adhesión al plan es voluntaria, la red de vigilancia podría volverse obligatoria en otras partes del mundo si tiene éxito en San Francisco, por lo que será una experiencia de relevancia crucial.
Se calcula que hay unas 2.000 ballenas azules en el Pacífico noreste y unas 10.000 en todo el mundo. Este tipo de medidas podrían salvar a muchas de ellas de accidentes fatales.
Aunque esta especie puede crecer hasta unos 27 metros de largo, sigue siendo sólo una parte pequeña de los 365 metros (1.200 pies) que mide un buque de carga.
El cambio de las rutas navieras dentro y alrededor de la bahía de San Francisco y el sistema de alertas para evitar arrollarlas, es de esas noticias positivas que devuelve la esperanza en el ser humano. O al menos en algunos de ellos. En definitiva, un plan que debería extenderse voluntariamente por todo el mundo sin esperar a que sea obligatorio.




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