Hay iniciativas que hacen que recuperes la esperanza en el ser humano. Como la protagonizada por veteranos de guerra estadounidenses, dados de baja por heridas en combate, el servicio de inmigración y aduanas, y PROTECT, un grupo de activismo en favor de los niños, quienes se han unido para declarar la guerra a la pornografía infantil. Es una misión en la que los excombatientes pueden demostrar su compromiso y valía. De momento un grupo de 17 veteranos son entrenados en ciencias forenses de computadoras y enviados a oficinas del Homeland Security’s Immigration and Customs Enforcement (servicio de Inmigración y Aduanas) para desarrollar su actividad. No hay paga ni garantía de un empleo a tiempo completo, pero es lo de menos para hombres que saben el valor del trabajo duro y de un objetivo por el que merece la pena luchar.
Este programa para combatir la pornografía infantil y quienes se lucran de forma infame con este sucio negocio, permite demostrar a los veteranos con heridas de guerra y muchas operaciones a sus espaldas que aún son útiles y pueden seguir sirviendo al país y proteger a las comunidades.

Es el tipo de trabajo que un excombatiente siente que puede hacer con orgullo. No es cuestión de dinero sino de compromiso con una causa que merece la pena. Desde el servicio de inmigración, donde los veteranos forman el 30% de la fuerza laboral, se respalda este proyecto de trabajo con entusiasmo, ya que los excombatientes están mentalizados y especialmente motivados para participar en la batalla contra la pornografía infantil. Su trabajo está permitiendo sacar de las calles a verdaderos depredadores sexuales con gran éxito, por lo que inmigración está pidiendo la cooperación del Comando de Operaciones Especiales para que informe del programa a militares heridos a punto de salir de las fuerzas armadas o ya retirados que deseen incorporarse a esta misión.
Los veteranos reciben alrededor de 11 semanas de entrenamiento intensivo en ciencias forenses de computadoras y leyes antes de ser asignados a oficinas del servicio de inmigración. Aunque el trabajo no es remunerado, les permite ganar una valiosa experiencia en esta materia, que está muy demandada por las agencias de la ley y el orden, lo que puede facilitar ofertas de empleo una vez concluyan sus pasantías.

Normalmente, los veteranos trabajan en un laboratorio y examinan ordenadores y discos duros confiscados en órdenes de allanamiento y asaltos policiales. Tienen dos prioridades: analizar la evidencia para asistir en el enjuiciamiento de un sospechoso y determinar si hay niños aún en peligro que puedan ser rescatados.
Sin duda una misión a la altura moral de nuestros veteranos de guerra.