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Si conocieran al Padre, Peregrinos de la fe y Mujer de fe – Padre Ignacio Larrañaga

Solo los amados aman, los amados aman siempre, los amados no pueden dejar de amar. A quién se le ocurre pedir a la luz que ilumine, la luz es aquella cosa que por su naturaleza se difunde e ilumina, todo lo que ilumina se llama luz. A nadie se le ocurre pedir a una persona feliz que haga felices a los demás, los felices automáticamente hacen felices a los demás, lo libres libertan, los descontentos meten descontento, los que tienen conflicto meten conflictos. Lo que tienen paz irradian paz, los que tienen dulzura inundan todo de dulzura, son mecanismos automáticos de la condición humana. Esta lógica reactiva la expresa Jesús con estas palabras “Así como el Padre me amó a mi, de la misma manera yo los he amado a ustedes, ahora ustedes ámense unos a otros”.
Aquí está el misterio de Jesús, Jesús es aquel que en sus días de juventud se sintió embriagado por la infinita y calida ternura del Padre y como efecto de esa experiencia supo qué significa ser libre y feliz. Después de eso le era imposible permanecer en Nazareth, necesitaba salir. Y sin poder contenerse salio al mundo para gritar a los cuatro vientos la feliz noticia del amor eterno y gratuito del Padre, que hace libres y felices a los hijos…

La fe no es sentir sino saber, no es evidencia, sino certeza, no es emoción sino convicción. Creer es entregarse, entregarse significa caminar incansablemente en pos del rostro del Señor. Creer es un siempre de nuevo partir, levantarse todas las mañanas y de nuevo ponerse en camino en busca del rostro del Señor. Peregrinos pues, caminantes, no turistas. Un turista sabe dónde dormirá hoy, qué museos visitará mañana, qué ciudades recorrerá al día siguiente. Un peregrino no sabe nada, dónde dormirá hoy, qué comerá mañana, la fatiga, la incertidumbre, la inseguridad son las características de cualquier peregrino.
Sabemos que a la palabra Dios corresponde una sustancia y a las formulas de la fe un contenido, pero nunca mientras estemos en este mundo tendremos la evidencia sensible de poseer experimentalmente, vitalmente la sustancia que corresponde a la palabra Dios. Abraham había vivido 75 años en Ur de Caldea, tenía prestigio, propiedades, en fin una magnífica instalación vital, un día se le presentó el Señor diciendo, “Abraham, deja todo y ven conmigo a una tierra que ya te indicaré” y a sus 75 años Abraham se pone en camino detrás de Dios en dirección de un mundo incierto, sin saber a dónde lo llevaba. De parecida manera presentimos que alguien viene con nosotros pero no lo sentimos, lo presentimos como los ciegos tanteando, palpando, pero cara a cara, ya pueden despedirse, nunca nadie. Estamos de noche, en la noche de la fe.

Si conocieran al Padre 1/4 – P. Ignacio Larrañaga

Si conocieran al Padre 2/4 – P.Ignacio Larrañaga

Si conocieran al Padre 3/4 – P.Ignacio Larrañaga

Si conocieran al Padre 4/4 – P. Ignacio Larrañaga

Peregrinos de la fe 1/4 – P.Ignacio Larrañaga

Peregrinos de la fe 2/4 – P.Ignacio Larrañaga

Peregrinos de la fe 3/4 – P.Ignacio Larrañaga

Peregrinos de la fe 4/4 – P. Ignacio Larrañaga

Mujer de fe 1/6 – P.Ignacio Larrañaga

Mujer de fe 2/6 – P. Ignacio Larrañaga

Mujer de fe 3/6 – P. Ignacio Larrañaga

Mujer de fe 4/6 – P.Ignacio Larrañaga

Mujer de fe 5/6 – P.Ignacio Larrañaga

Mujer de fe 6/6 – P. Ignacio Larrañaga




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