Hay varios desafíos en la conservación de los ecosistemas oceánicos que es necesario afrontar desde ahora mismo para lograr una adecuada protección de los mismos, que están amenazados seriamente. Uno de ellos es conseguir la divulgación de las investigaciones científicas en la sociedad porque esto es básico para llevar a cabo políticas públicas y empresariales que defiendan los océanos. Las medidas pedagógicas son un elemento crucial para poder diseñar acciones efectivas de protección. La educación siempre ha sido esencial para concienciar a la opinión pública, pero es que además es imprescindible para alcanzar objetivos concretos.
Los desafíos en este ámbito abarcan un aumento de los trabajos científicos que logren detectar los riesgos más inminentes y proponer medidas específicas; lograr que este conocimiento pueda llegar a quienes toman las decisiones políticas, administrativas y empresariales; llevar a cabo alianzas estratégicas a nivel global y conseguir un equilibrio con las medidas de conservación que se implementen en las comunidades locales; y obtener una planificación a nivel nacional e internacional. Estas medidas son vitales para lograr que nuestros océanos sean sostenibles.
A la luz de los cambios que se han producido en las últimas décadas, es evidente que los desafíos para la protección de los océanos han aumentado considerablemente, en gran medida debido a mayores niveles de contaminación y a los cambios climáticos. Si la información científica que se obtiene diariamente no logra llegar a los responsables que pueden adoptar medidas y a la sociedad en general, no podremos establecer una educación y un compromiso esenciales con el medio ambiente y con la elaboración de políticas marinas conservacionistas.

Desde hace tiempo hay demasiados intereses en que este conocimiento científico no llegue a los responsables y a la sociedad, algo que debe cambiar urgentemente. Necesitamos que personas enfocadas a la conservación que interactúan con los medios oceánicos, como los pescadores, por ejemplo, adquieran mayor poder para desarrollar medidas eficaces, como la pesca sostenible.
No es fácil compatibilizar todos los intereses que hay involucrados, pero proteger los ecosistemas marinos es uno de esos desafíos que no podemos pasar por alto, porque de ellos va a depender la calidad de vida de generaciones enteras y la salud del planeta. Afrontar los retos de la Convención de Diversidad Biológica debería ser una prioridad nacional para todos los países, así como ampliar de forma sustancial las actuales áreas de protección marinas.