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El oso polar en Alaska

En los últimos tiempos los osos polares han sido objeto de atención por su situación en grave riesgo debido a los peligros que amenazan sus ecosistemas y la vida de miles de ellos. Por eso es satisfactorio conocer noticias como la que ha anunciado el Departamento de Asuntos Internos de Estados Unidos, con el objetivo de crear una zona protegida para los osos polares en Alaska.
La caza incontrolada, los efectos de la contaminación y los cambios producidos por el clima en el Ártico, han sido factores que han impactado enormemente en los osos polares durante los últimos quince años. Los planes de reservar una zona geográfica del tamaño de Francia, con unos 520.000 km cuadrados, en un lugar de santuarios naturales tan privilegiados como los que hay en Alaska, supone concederles un hábitat excepcional para su subsistencia y reproducción, que ayudará a preservar la especie en el Ártico.

Tom Strickland, encargado de los asuntos de pesca, parques y fauna en el Departamento de Asuntos Internos, expresó su satisfacción de esta forma:
Proponer una zona de hábitat a esta especie simbólica es un paso en la dirección correcta para prevenir su extinción. Es también el reconocimiento de que la mayor amenaza para los osos es el derretimiento de los hielos del océano Ártico”.
La zona protegida incluye tanto el hielo marino del Ártico como el espacio terrestre, es decir, una barrera de islas a lo largo de la costa de Alaska, unas tierras y ríos costeros donde los osos acostumbran a construir sus refugios. Pero hay algo más importante aún. Su declaración como punto de hábitat crítico dificultará la acción de los seres humanos en esta área, por ejemplo, con perforaciones de petróleo y gas.
Esta decisión llega año y medio después de que Estados Unidos incluyera al oso polar en la lista de especies amenazadas.
Cabe destacar que el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico es el más importante núcleo de reproducción de osos polares. Con esta decisión de incluir la llanura costera de esta área como hábitat crítico, se certifica la trascendencia biológica de la región, de los osos polares y de otros animales salvajes que habitan en esta zona con unos ecosistemas altamente sensibles.

Según los expertos en osos polares, se ha concluido que ocho grupos de población de oso polar están ahora en decadencia, frente a cinco en 2005. Lo que señala una clara tendencia hacia los riesgos de extinción. Geoff York, uno de los mayores expertos en osos, ha declarado que:
«Los osos polares no son animales terrestres sino que han evolucionado durante miles de años para ser especialistas en el hielo marino. Ellos necesitan el hielo para cazar focas, su alimento principal. Quitas el hielo y quitas los osos«.
Los cambios que estamos presenciando en el Ártico no sólo plantean problemas sobre el destino de esta especie emblemática que es el oso polar sino que nuestro propio futuro está en juego.
Si bien la designación de hábitat crítico para el oso polar es un paso positivo, sigue siendo fundamental que Estados Unidos apruebe una ley del clima.
Resulta muy significativo que en los últimos años, la ciencia ha documentado una menor supervivencia de los cachorros de oso polar, así como un aumento en los movimientos de la especie, forzada a emigrar largas distancias en busca de alimentos o nuevos hábitats.
Es evidente que la supervivencia del oso polar está en juego, por más que a algunos les resulte lejano o anecdótico este problema. Sin osos en el Ártico se podría alterar gravemente la cadena ecológica mundial, con efectos nefastos en último término para los seres humanos.
Evitarlo está en nuestras manos con medidas de protección y apoyo al oso polar y sus ecosistemas. Este paso dado en Alaska es importante por cuanto implica, y sólo por eso deberíamos destacarlo. No es suficiente, por supuesto, pero es el camino para salvar al carnívoro más grande del planeta.

Otro aspecto importante que influye en la población de osos polares es la caza. De ahí lo positivo también de que Estados Unidos y Rusia hayan creado una comisión conjunta en junio para regular la cuota de caza de osos blancos en los territorios árticos y de Alaska. Hasta ahora, gracias a un acuerdo ruso-norteamericano, se permitía cazar osos polares a los nativos de Alaska y Chukotka, dado que representa una industria tradicional. La mayoría de los osos blancos se caza en el oeste de Rusia, principalmente en la península de Chukchi. Pero ante la disminución de osos, de los que se calcula que podrían quedar 2.500 en Rusia, y unos 25.000 en todo el hemisferio norte, es preciso fijar nuevas cuotas más realistas y abordar el tema de la caza ilegal, que tanto daño hace y que es la responsable directa de llevar al oso polar a la extinción.
Controlar la situación en Rusia es vital, ya que allí vive una importante población de osos polares. Pero mientras logramos esto, es nuestra responsabilidad y un imperativo moral y ecológico construir un refugio seguro en Alaska.




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