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Entrevista a George W. Bush – Presidente de Estados Unidos


Cuando quedan días para que su segundo mandato concluya, resulta acertado acercarnos al hombre que ha marcado la vida política en los últimos ocho años. Para tener un retrato real del hombre, el personaje público y privado, en suma, del Presidente, es inexcusable escuchar o leer las palabras del propio George W. Bush, sin manipulaciones interesadas ni referencias indirectas, como tantas veces ha sucedido en el transcurso de estos años.
Reproduzco esta interesante entrevista para que todos puedan acercarse a los puntos de vista y las opiniones del que aún es el Presidente de los EE.UU. Palabras indispensables para comprender, siquiera sea superficialmente, la realidad de estos últimos ocho años.
PREGUNTA.- Usted ha estado entre los más optimistas al decir que creía que podía crearse un Estado palestino que coexistiera pacíficamente con Israel. Teniendo en cuenta lo ocurrido en Gaza, ¿qué razones hay para mantener ahora este optimismo?
RESPUESTA.- En primer lugar, un presidente debe ser capaz de dirigir su mirada al horizonte; el único modo en que Israel puede tener la seguridad a largo plazo que necesita es que haya una democracia en su frontera. Reconozco que lo que está pasando hoy allí hace que a la gente le resulte difícil imaginar que llegue a existir un estado. Pero, al final, puede asentarse una democracia. En realidad, el primer ministro [israelí], Ehud Olmert, y el presidente [palestino], Mahmud Abbas, estaban negociando la definición de un estado. Lo que estamos presenciando es el uso de la violencia para frenar el avance de las democracias. Esperemos que, finalmente, el pueblo de los territorios palestinos pueda tomar una decisión clara: ¿Quiere un estado en paz o quiere esta clase de violencia? Estamos ante otro momento de la verdad para que las gentes del mundo y de Oriente Próximo vean la realidad. Y la realidad es que una minoría utiliza la violencia para acabar con los sueños de la mayoría.
Lo mismo ocurrió en Irak. Mientras esa joven democracia se asentaba, los terroristas, suicidas y asesinos hacían lo que creían que era necesario para debilitar la voluntad de las gentes y debilitar la coalición, con el fin de frenar el avance de una sociedad libre. Y sin embargo, con el tiempo, la situación en Irak ha mejorado y la democracia está empezando a asentarse. Soy de la opinión de que lo mismo puede ocurrir [en Gaza].
P.- No obstante, cuando tuvieron la oportunidad de expresarse libremente, votaron a Hamas.
R.- Sí, es verdad que lo hicieron… en unas elecciones bastante reñidas. Baste recordar que lo que se votaba no era si iba a haber guerra o paz. Lo que se votaba era quién estaba mejor preparado para proporcionar sanidad y educación. Y en mi opinión, el resultado de estos comicios fue un rechazo al liderazgo anterior de Al Fatah, así como un voto que decía «estamos hartos y cansados de corrupción, de falta de transparencia y esperamos que nos traten mejor». Una de las cosas que recordé a la dirección de Al Fatah es «debéis reformar vuestro partido y empezar a escuchar las demandas de la gente».
P.- ¿Cómo reconcilia esto con las enseñanzas constantes en las escuelas palestinas de odio al judío, odio al gentil y odio a Occidente?
R.- Con independencia de si se odia a Occidente o se odia a Estados Unidos, se trata de la maquinaria de guerra de la propaganda. Pero no se limita a Cisjordania o Gaza; es parte de la campaña propagandística con la que atacan los extremistas en todo Oriente Próximo: Estados Unidos está en guerra con el islam. Y el modo de vencer en este caso es mediante el desarrollo de sociedades libres y mayores esfuerzos por nuestra parte para explicar cuál es nuestra postura. Pero si su pregunta es si nos enfrentamos a un gran obstáculo al tratar de convencer a la gente de que la democracia y la libertad son el camino para avanzar, la respuesta es sí, sin duda, debido a la propaganda de los extremistas.
No obstante, tenemos un arma aún mayor en nuestras manos: la verdad de que la libertad es universal. Hay un Dios y un regalo de ese Dios Todopoderoso a cada hombre, mujer y niño. Es la libertad. Y creo que, la gente, cuando prueba la libertad, hace los sacrificios que sean necesarios para conquistarla. Eso es lo que estamos viendo en Irak y en Afganistán y lo que algún día veremos en los territorios palestinos. Pero, sin duda, aún quedan muchos obstáculos para llegar a ese día. Yo me he esforzado mucho para que los líderes israelíes y palestinos definan un estado. Debemos luchar porque haya elecciones en los territorios palestinos. La respuesta no es más violencia; la respuesta es más paz, o más educación, o mayor atención sanitaria, o más oportunidades de negocio. Eso es lo que está empezando a ocurrir en Cisjordania. El primer ministro está haciendo un trabajo muy bueno, junto con el presidente.
P.- Poco después de convertirse en presidente usted dijo que no le preocupaba el déficit porque permitiría controlar el gasto del Congreso.
R.- Eso fue antes del 11-S. Se acababan de aplicar recortes fiscales para atajar una recesión y, de hecho, estábamos poniendo punto final al déficit por cuenta corriente mediante el crecimiento de los ingresos como consecuencia de un aumento de las actividades económicas. Al mismo tiempo estábamos pagando a nuestros soldados y defendiendo el suelo patrio. Ahora es evidente que se va a producir un aumento a corto plazo del déficit, puesto que he adoptado las medidas necesarias para impedir que la economía se hunda y se produzca un desmoronamiento del sistema financiero. La gente me pregunta: «¿Hubo un momento decisivo?». Hubo una importante reunión en la Sala Roosevelt en la que el secretario del Tesoro Henry Paulson y el presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke dijeron, en esencia, que la situación financiera era tal que «si no hace algo, señor presidente, podríamos tener una depresión mayor que la Gran Depresión». Y si uno es presidente de EEUU no puede sentarse tranquilamente a esperar que ocurra lo mejor. Yo tomé las medidas necesarias para impedir lo peor. Reconozco que obré contra los principios del libre mercado. En circunstancias normales, mi respuesta habría sido: «Si han adoptado decisiones terribles, que paguen por ello». El problema en este caso es que hacerles pagar por ello habría causado un sufrimiento inmenso al trabajador medio.
P.- Entonces, ¿de qué sirven los principios?
R.- Los principios sirven para adoptar la decisión necesaria para defender el principio en sí mismo. Dicho de otro modo: el objetivo es adoptar las medidas necesarias para poder tener un libre mercado en el futuro. No puedo permitirme el lujo de escuchar a mis dos principales asesores económicos y decir: «Puede que sólo estén exagerando; veamos qué ocurre».
Reconozco abiertamente que la gente está preocupada por las decisiones que tomé. Creo que va a ser muy importante que las voces racionales sigan hablando alto y claro mientras esta economía se recupera, y lo hará. Y que, cuando los activos que garantizan nuestras posiciones queden liberados, recordemos a la gente las maravillas del libre mercado y la libre empresa. Una de las razones por las que fui el anfitrión de la reunión internacional de Washington… Si echa un vistazo a esa declaración está muy claro , dice sí, necesitamos tomar medidas para impedir el desmoronamiento del sistema financiero sin destruir los cimientos del libre mercado y la libre empresa.
P.- Le han llamado socialista. ¿Qué opina de ello?
R.- Entiendo las preocupaciones de la gente acerca de si este país será un país en el que exista la libre empresa y el capitalismo y los mercados. Creo que lo será. Pero también sé que las acciones que he tomado eran necesarias para impedir el desmoronamiento de todo el sistema financiero.
P.- ¿Qué significa ser un republicano en 2009?
R.- Deberíamos ser el partido que dice que la libertad es universal y la libertad trae la paz. El partido que dice sí, dimos los pasos necesarios para protegernos en casa y al tiempo liberamos a 50 millones de personas y, luego, las ayudamos a construir democracias en partes del mundo donde en otro tiempo se consideraba imposible que hubiera una democracia. Que somos el partido del libre comercio, de los bajos impuestos. Recortamos los impuestos cuando fui presidente de EEUU, no una vez, sino varias. Pero si eres el presidente y tienes a chavales en peligro, vas a asegurarte de que esos chavales dispongan de todo el equipo necesario para que hagan su trabajo. Aumentaron los presupuestos para Defensa y Seguridad Nacional cuando yo era presidente porque estábamos en guerra.
P.- No menciona las cuestiones sociales.
R.- Como usted sabe, he sido un gran defensor de la cultura de la vida. Y creo que es una parte importante del futuro de nuestro partido. Seré el primero en conceder que las leyes cambian sólo después de que lo hagan los corazones, pero nuestro partido ha estado a la cabeza a la hora de decir a la gente que hay una forma mejor de actuar que como lo hicimos en el pasado en el país en una cuestión tan delicada como el aborto. Fuimos los que luchamos a favor de la prohibición del aborto por nacimiento parcial y, luego, acudimos a los tribunales para continuar nuestra lucha. Somos los que favorecemos la adopción. Y confío en que haya podido hacerlo entendiendo a todos. He dicho que entiendo que buenas personas puedan estar en desacuerdo sobre este asunto. Pero, aunque no estemos de acuerdo, tengamos presente algo: que toda vida es sagrada; que una sociedad es fuerte cuando se preocupa por los más vulnerables entre nosotros, sean los ancianos, los enfermos o los no nacidos.
Otra cuestión por la que no hemos obtenido reconocimiento alguno es, sin duda, la de las drogas, cuando su consumo se ha reducido un 25% entre los adolescentes. Una de las grandes iniciativas que, en mi opinión, el Partido Republicano debería defender con fuerza es la iniciativa basada en la fe, según la cual reconocemos que el Gobierno va a desempeñar un papel en ayudar a personas que no son tan afortunadas, que no pueden ayudarse a sí mismas. Además, mantengo que lo que importa es si el dinero que estamos gastando da resultados reales. Y en algunos casos, un programa basado en la fe puede dar mejores resultados que un programa del Gobierno. Consideremos, por ejemplo, la drogodependencia. Hay todo tipo de programas del Gobierno que tratan de ayudar al drogodependiente, y eso está bien. Pero yo he dicho que por qué no damos al drogodependiente un vale y le dejamos que elija dónde encontrar la ayuda que necesita; muchos de ellos reconocen que es el poder redentor del Todopoderoso el que les ayuda a cambiar sus corazones y, de este modo, les ayuda a cambiar su comportamiento. Y si eso es así, ¿no deberíamos acoger con los brazos abiertos a una institución basada en la fe que formara parte de este conjunto de cuidadores que nos ayudan a resolver algunos de los problemas tan inextricables a los que nos enfrentamos?
P.- Usted ha expresado casi desde el principio, desde el 11 de Septiembre, su creencia en la doctrina de adelantarse a los acontecimientos para prevenir. Su sucesor no cree en ella.
R.- Creo que la nueva Administración mirará seriamente al mundo en el que vivimos y llegará a las conclusiones necesarias para proteger la patria. Una de las cosas que va a ser muy evidente es que hay un enemigo que aún está al acecho y que el principal trabajo del presidente es proteger la seguridad de la patria.
P.- Han llegado a calificarle como el peor presidente de la Historia. Sorprende que usted nunca haya respondido en los mismos términos.
R.- Creo que hay una forma de comportarse en la vida pública sin recurrir a insultos.
P.- ¿Ni siquiera le molesta?
R.- La verdad es que no.
P.- Usted mantiene que su fe le ha sostenido durante su presidencia. ¿No cae en la arrogancia de decir que las decisiones políticas son necesariamente los dictados específicos de Dios?
R.- He explicado cuando me han preguntado que la oración es muy personal. Y, ¿sabe?, la gente trata de caracterizar mi religión como conviene a su visión del mundo. La oración me ha sostenido, la oración me ha fortalecido y le estoy agradecido. Se lo digo a la gente: algunos días son felices; algunos días no lo son; todos los días están llenos de dicha. Y esa es la pura verdad.
P.- Antes de una decisión trascendental, como dar la orden de derrocar a Sadam Husein, ¿le pide usted a Dios: «Señor, revélate y detenme si ésta no fuera la decisión correcta»?
R.- Para mí la oración es sabiduría y fortaleza, es protección para la familia y para las tropas. Uno toma la mejor decisión posible en ese momento después de escuchar los argumentos sólidos y razonados que le presentan los consejeros encargados de ello. Soy espiritual, no místico.
P.- ¿Qué quiere decir con eso?
R.- Quiero decir que no oigo voces. No oigo voces. Sé que tengo que tomar unas decisiones difíciles con arreglo a las circunstancias del momento. Y por eso digo que para mí la oración es un asunto sumamente personal.
P.- ¿Qué debería tener en cuenta Obama que, no obstante, esté pasando por alto?
R.- Bueno, creo que usted está de acuerdo en que en estos tiempos nuestra patria vive bajo una amenaza constante. El lo verá muy claro a medida que pase el tiempo, y confío en que ya se haya dado cuenta de ello. En consecuencia, de lo que hay que preocuparse no es de que el enemigo vaya a golpearnos -que es algo que ya se ha previsto-, sino de cómo pretende hacerlo.
P.- Harry Truman volvió a casa sin dinero; Dwight Eisenhower se retiró a su finca de Gettysburg. Sólo en los últimos tiempos los ex presidentes han comenzado a ganar mucho dinero con unas conferencias por las que cobran unos honorarios que se sitúan alrededor de las seis cifras. ¿Qué va a hacer usted? ¿Escribir un libro quizá?
R.- Sí, voy a escribir un libro. Voy a crear un instituto en la Universidad Metodista del Sur para ahondar en muchos de los ideales que estamos tratando en esta entrevista. Me preocupa un país que afirma que el aislacionismo está bien. Yo creo que no es así y que el proteccionismo no es el camino correcto económicamente hablando.
Me preocupa oír a la gente decir que «no deberíamos ejercer el liderazgo en ciertos asuntos». Me valdré del instituto para, por ejemplo, para hablar de las reformas educativas en Oriente Próximo y para que los americanos puedan seguir los progresos que se están produciendo; lo usaré para impulsar en nuestro país la iniciativa basada en la fe. Sé que aprovecharemos el instituto como plataforma para que la gente aprenda a amar al prójimo esté donde esté, en EEUU o en una clínica para personas con sida en Ruanda.
Son muchas las cosas que quiero vehicular a través de este instituto, que tendrá también un museo y archivos en la Universidad Metodista del Sur, que es donde Laura fue a la universidad; y de verdad que estoy deseando hacerlas. Es un campus urbano maravilloso justo en Dallas, no muy lejos de mi casa.
P.- ¿Tiene pensado hacer un discurso de despedida?
R.-: Es algo que no he decidido todavía.
P.- Y algo mucho más importante. Sabiendo todo lo que sabe ahora, ¿qué volvería a hacer?
R.- Echando la vista atrás, probablemente debería haber impulsado la reforma de la inmigración justo después de las elecciones de 2004 en lugar de poner en marcha la reforma de la Seguridad Social.
P.- ¿Por qué?
R.- Durante la campaña, abogué por la reforma de la Seguridad Social. Muchos políticos no le prestan atención porque temen que los conduzca a su suicidio político. Yo creo, sin embargo, que el verdadero suicidio político real es no abordar la cuestión. Estaba firmemente decidido a llevar a la Cámara de Representantes un plan de contribución específico dentro del programa de modernización de la Seguridad Social, con el fin de incentivar la propiedad.
Sabía que iba a ser un asunto peliagudo porque, por lo general, los cuerpos legislativos no reaccionan hasta que tienen la crisis encima, aunque sea una crisis de financiación harto evidente para muchos de quienes estudian el asunto.
Por tanto, si pudiera volver a hacerlo, probablemente hubiera decretado primero la política de inmigración dentro de la campaña de seguridad fronteriza/ trabajador temporal/compasión. Creo que un sistema que es tan nefasto como para traficar con seres humanos es un sistema que merece una revisión en profundidad.
Sé que existe una gran preocupación sobre nuestras fronteras y así debe ser. Nosotros hemos actuado al respecto. Por otro lado, no veo la manera de contar con una seguridad fronteriza global sin un programa que reconozca que va a haber personas que realicen trabajos que los americanos no quieren hacer. Debería existir un mecanismo que permitiera asegurar que pueden venir temporalmente sin exponerse a algo ilegal, como pagar a un contrabandista, hacinarse en el interior de un trailer o atravesar el desierto y morir.

CAL THOMAS. Especial para EL MUNDO
WASHINGTON D.C
Tribune Media Services.




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