En este 2024 nos encontramos con una versión mejorada de Donald Trump dispuesto a arrasar en noviembre. La mayoría de las encuestas así lo reflejan ya. Sus discursos están aterrorizando a los demócratas radicales de izquierda porque están sabiendo conectar con una mayoría de los estadounidenses, sus preocupaciones y esperanzas.
En estos discursos de campaña y en las entrevistas, Trump proyecta algunos mensajes esenciales que convencen a los votantes. Uno de ellos es que Estados Unidos está sometido a una invasión de inmigrantes ilegales que afecta a la seguridad de las comunidades. Se trata posiblemente de una de las mayores invasiones migratorias de la historia sin ningún control. Una invasión facilitada primero por Joe Biden y por quienes le manejan, asesoran y controlan cada una de sus acciones. Una invasión que, como ha señalado Trump, podría alcanzar hasta 15 millones de personas. Una cifra que equivale a toda la población de múltiples naciones de todo el mundo que han cruzado nuestras fronteras abiertas en el transcurso de los últimos tres años. Es cierto que una gran mayoría son personas que buscan una vida mejor, pero también hay criminales, terroristas, narcotraficantes, y traen multitud de enfermedades.
Hay un hecho evidente y es que una nación soberana sin fronteras definidas y protegidas, pronto deja de ser soberana o incluso una nación. Necesitamos impulsar un marco adecuado para que quienes desean entrar en Estados Unidos en busca de una vida mejor para ellos y sus hijos deban y puedan hacerlo legalmente. Es la manera correcta.
Otro de los mensajes vitales que Trump está trasladando a los ciudadanos es muy sencilla y muy real. Si perdemos estas elecciones, perdemos nuestro país. Esto se ve claramente con las políticas de izquierda radical que han impulsado Biden y la Camarilla que lo dirige en la sombra, y que están erosionando gravemente la cultura estadounidense, la economía, el estado de derecho y la propia democracia. A todos esos ultra izquierdistas en nada les importa la destrucción de Estados Unidos, de hecho, buscan la división social a toda costa.

Trump está exponiendo estos dos temas de importancia crítica de manera razonada, argumentada, tranquila, empática, unificadora y como un verdadero estadista y con tono presidencial. Trump está hablando de forma espontánea y sin telepromter, para ser escuchado y es un hecho que los ciudadanos lo están haciendo y sus mensajes están llegando, y no sólo a sus votantes tradicionales, sino también a millones de estadounidenses de toda condición social y de diferentes ámbitos de la vida decepcionados con las políticas extremistas y fallidas de Biden y del Partido Demócrata.
Trump está sabiendo articular y difundir los éxitos que tuvo en su primera Administración y describe cómo espera aprovecharlos y potenciarlos en la segunda de una manera serena y unificadora que lo está ganando el apoyo de una mayoría social. La experiencia de Trump durante estos años en la Casa Blanca y después, mientras ha sido víctima de una persecución legal, política y mediática sin precedentes, puede servir ahora para ganar de forma aplastante y salvar Estados Unidos.