A estas alturas de la presidencia de Biden, que jamás debió ser certificado por el Congreso debido al fraude electoral que cometieron los demócratas, ha quedado claro que su nefasta política económica está destruyendo el país y el liderazgo del dólar como moneda referente en el mundo. De hecho, estamos viendo quiebras bancarias que nadie creía posibles hace sólo dos años, como las recientes que han involucrado a Silicon Valley Bank (SVB), Signature Bank y Silvergate Bank en Estados Unidos, las mayores quiebras desde la crisis de las hipotecas subprime de 2008, o de Credit Suisse en Suiza. Y las que vendrán.
Donald Trump ha reiterado en estos días que la Administración actual es responsable de la situación inestable del sistema bancario y la necesidad de enderezar la economía lo antes posible, dado que transitamos un camino muy peligroso que amenaza gravemente a la sociedad en su conjunto. Entre las medidas propuestas por Trump cuando regrese a la Casa Blanca vemos las siguientes: desatar de inmediato la producción de energía nacional, recortar las regulaciones y derogar los aumentos de impuestos de la Administración Biden con el fin de reducir la inflación cuanto antes y que las tasas de interés vuelvan a estar bajo control. Estas son las bases para construir una economía fuerte y sana de nuevo. Además, Trump ha afirmado que en el actual contexto de crisis y desastre provocado por Biden no debería haber rescates de los bancos, ya sean directos o camuflados, como está sucediendo.
Es evidente que Joe Biden ha sido un desastre para la economía estadounidense y mundial. Entre sus aumentos masivos de impuestos, su cruzada contra la energía y sus billones de dólares en gastos innecesarios, como la guerra de Ucrania, entre otros, la Administración demócrata ha provocado la inflación más alta en casi medio siglo y las tasas de interés se han disparado a niveles alarmantes. Este panorama nos ha conducido a las quiebras bancarias actuales y a la pérdida del papel del dólar en la economía mundial. Pocos quieren verlo y decirlo, pero Joe Biden y la Camarilla corrupta que está detrás de él moviendo los hilos de su Administración nos está conduciendo hacia una Gran Depresión y un empobrecimiento acelerado de las clases medias.

Sólo Trump puede evitarlo porque es el único que defiende las medidas adecuadas para volver a recuperar una economía próspera con baja inflación, bajos intereses y un dólar fuerte que vuelva a liderar los intercambios comerciales y de negocios en el mundo.
La agenda progre que aplican los demócratas socialistas está destrozando los Estados Unidos y buena parte del mundo, más preocupados por chorradas como los temas trans, LGTBI, medidas feminazis y demás paridas, que por los asuntos importantes. Con Joe Biden ocupando el Despacho Oval de aquella manera, este panorama sólo empeorará aún más. Eso es lo que está sucediendo en casi todos los sectores, no sólo en el económico y financiero.
Evitar el caos bancario, que nos estampemos y fracasemos es algo que está al alcance todavía, pero sólo si abrazamos de nuevo una presidencia de Donald Trump que enderece el rumbo. Porque hay una realidad que no podemos obviar: los bancos estadounidenses y el dólar se están desplomando bajo la Administración Biden. Si no tomamos medidas pronto, nuestra moneda dejará de ser el estándar mundial de referencia. A situaciones como esta, entre otras, se refiere Trump cuando lo acusa de estar destruyendo la nación.
La buena noticia es que aún podemos recuperar los Estados Unidos y un liderazgo mundial sólido, pero sólo lo lograremos si traemos de nuevo a Donald Trump a la Casa Blanca.