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Los Planes de Obama


Barack Obama, que ya ha perfilado su Administración, integrada por gente de indudable experiencia, con la que afrontará los enormes desafíos que tiene EE.UU, ha desgranado en las últimas semanas, sus planes inmediatos.
Con el eslogan “necesitamos acción y acción ahora”, ha planteado algunas de sus primeras iniciativas en cuanto asuma la Presidencia el 20 de enero. Obama recurrirá a una formidable inversión en infraestructuras, la mayor en 60 años, y un considerable esfuerzo en eficiencia energética, para hacer frente a la crisis económica y crear al menos 2,5 millones de empleos para el 2011.
Entre sus medidas, se cuenta el impulso para expandir el acceso a Internet de gran velocidad y modernizar las escuelas de todo el país. Dos claves importantes.
Con una economía en crisis que ha colocado el paro en el 6,7%, tras los 533.000 empleos perdidos en el último mes, lo que hace un total de 1,9 millones de empleos perdidos en lo que va de 2008, y previsiones de que aumente hasta el 8%, los planes públicos y privados van a ser más necesarios que nunca para superar esta crisis.
Obama planea que el Congreso apruebe en enero otro paquete de ayudas económicas para relanzar la actividad. Un esfuerzo ya iniciado por Bush, pero cuyas nuevas medidas y gestión va a corresponder al Demócrata. Del éxito o fracaso de estos planes, salvo acontecimientos inesperados que siempre pueden suceder, dependerá en buena parte el éxito o fracaso de la presidencia de Obama.
El Presidente electo ya ha declarado que «Primero lanzaremos un importante esfuerzo para construir edificios públicos más eficientes energéticamente. Nuestro Gobierno paga actualmente la factura energética más cara del mundo». Para Obama “cambiar los antiguos sistemas de calefacción e instalar bombillas de bajo consumo en los edificios federales ahorrará a los contribuyentes miles de millones de dólares, además de crear nuevos empleos”. Es el camino adecuado, pero no será suficiente por sí solo.
También pretende crear millones de nuevos empleos con «la inversión única mayor en nuestra infraestructura nacional desde la creación del sistema federal de autovías en los años 1950″, pero se ha cuidado mucho de ofrecer cifras exactas. Según este plan, los Estados perderán dinero federal a menos que actúen rápidamente para construir y reparar carreteras y puentes. Obama ha sido explícito: «Fijaremos una norma simple, úsalo o piérdelo«. La correcta gestión de estos fondos y su volumen darán la medida del éxito.
Su plan de actuación, que aún debe ser detallado en próximas semanas, incluye la modernización de escuelas para que sean eficientes energéticamente y la instalación de ordenadores en las clases. En palabras de Obama: «También renovaremos nuestras autopistas de la información”. Su intención es que más escuelas y bibliotecas estén conectadas a Internet, y que los hospitales estén conectados entre sí electrónicamente. Son buenas medidas, pero hay que ver si se cumplen.
Según Obama: “el que todos los médicos y hospitales en EE.UU utilicen tecnología punta y puedan acceder a registros médicos electrónicos, podría ayudar a prevenir errores y ahorrar miles de millones de dólares cada año”.
Es, pues, un plan basado en la inversión pública, siguiendo la estela de las ayudas económicas aprobadas por Bush y el Congreso hasta ahora, pero con una clara orientación a invertir en infraestructuras nacionales necesarias. Algo que nos recuerda al New Deal de Roosevelt durante la Gran Depresión, adaptado a las necesidades del país en el siglo XXI.
El plan se sintetiza, en palabras de Obama, en que: «Vamos a invertir el dinero de tus impuestos en maneras nuevas y más inteligentes y vamos a poner una regla sencilla: o lo usas o lo pierdes. Si un Estado no actúa rápidamente para invertir en carreteras y puentes en sus comunidades, perderá el dinero». Tiene la oportunidad y el poder de hacerlo, el tiempo dirá si lo consigue.
Asimismo, el presidente electo ya ha anunciado la implementación de un conjunto de fuertes medidas reguladoras que deberán servir para complementar este relanzamiento económico, lo ha hecho con estas palabras: “Parte del paquete económico que saldrá de mi Administración consistirá en un fuerte conjunto de medidas regulatorias que llevarán a los bancos, a los «brokers hipotecarios» y a un montón de gente a comportarse de forma mucho más responsable».
Obama también considera prioritario salvar la industria automovilística estadounidense porque «el colapso de estas empresas no es una opción», pero exigirá que sean responsables de sus graves errores de gestión y modifiquen sus conductas, como los altos sueldos de los directivos.
Según el Demócrata: “hay que ayudar a las compañías, pero esta ayuda está condicionada a que ellos pongan en práctica una serie de ajustes significativos. Estas empresas tendrán que reestructurarse y sus accionistas también”.
Considera a las empresas automovilísticas la “espina dorsal” de la industria del país, de ahí que considere que no podamos dejarlas caer. El problema es que hay otras “espinas dorsales” en EE.UU de igual magnitud. La cuestión es si habrá rescates para todas ellas y hasta qué punto el contribuyente debe sufragar este esfuerzo.
Obama pretende introducir una nueva “ética de los negocios” cuando se haga cargo de la Presidencia. En sus propias palabras: «Si eres un directivo que cobras al año varios millones de dólares, y a la vez estás despidiendo gente, entonces debes renunciar a parte de tus remuneraciones».
De momento el plan de rescate automovilístico se está negociando entre la Casa Blanca, el Congreso y los Tres Grandes de Detroit (Ford, General Motors y Chrysler), y estarán sujetas a que las empresas cumplan con los planes de reestructuración necesarios.
El objetivo de sacar de la crisis económica a EE.UU e impulsar una agenda doméstica son la prioridad número uno para Barack Obama, hacerlo de forma sensata que garantice el desarrollo del sistema capitalista norteamericano, es un reto que veremos si es capaz de lograr. De momento, ha demostrado equilibrio y juicio en la formación de su equipo de gobierno. Pero lo difícil está por llegar y será la prueba definitiva a su capacidad y liderazgo como Presidente.




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