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Frederick Remington, puro western

Una de las artes que acompañan al ser humano desde siempre es la pintura. Estados Unidos ha dado al mundo a algunos de los mejores pintores e ilustradores, y uno de ellos es sin duda Frederick Remington (4 de octubre de 1861 – 26 de diciembre de 1909), que fue pintor, ilustrador, escultor y escritor, especializado en western art y la descripción del Oeste estadounidense. Nació en Canton (Nueva York), siendo sus padres Seth Pierrepont Remington y Clarissa Bascom Sackrider. Uno de sus bisabuelos, Samuel Bascom, fue un fabricante y comerciante de sillas de montar. Frederic Remington estaba emparentado por lazos de sangre al retratista nativo George Catlin y al escultor de temática western Earl W. Bascom. Su herencia cultural está muy ligada a la cultura vaquera ya que pasó su infancia cazando y cabalgando, y muy pronto empezó a practicar con dibujos y esbozos de figuras imaginativas.
Cursó estudios en la escuela de arte de la Universidad Yale, donde se interesó por el fútbol americano y el boxeo además del arte, hasta que volvió a su casa tras la muerte de su padre, asumiendo diversas funciones clericales en Albany (Nueva York). A los diecinueve años hizo su primer viaje al Oeste, donde pudo ver las grandes praderas, los rebaños de búfalos, el ganado pastando en libertad y el último gran enfrentamiento de la Caballería y las tribus nativas. También se dedicó a los negocios en Kansas City, se casó con Eva Caten en 1884 y estudió en la Liga de Estudiantes de Arte de Nueva York. Al poco tiempo empezó a presentar ilustraciones, esbozos y otros trabajos de western art. Gran parte de sus primeros trabajos aparecieron en Collier’s y Harper’s. En 1890 Remington se trasladó a New Rochelle, Nueva York, para disponer de mayores comodidades y facilidades para su estudio. Remington se hizo mundialmente famoso por sus acertadas descripciones de la vida en el Oeste americano, realizadas en una época en la que la frontera era libre para los pioneros.

En 1886, fue enviado a Arizona por la revista semanal Harper’s Weekly como corresponsal para cubrir la guerra del gobierno contra el jefe indio Gerónimo. Aunque nunca llegó a encontrarse con él, Remington hizo muchas fotos y dibujó bocetos que serían muy valiosos para la creación de sus pinturas más adelante. También hizo muchas anotaciones sobre el verdadero Oeste americano para complementar las fotos en blanco y negro, lo que trasladó con enorme realismo en sus pinturas, de lo mejor que podemos encontrar en el género western y en pintura en general. Fue un pintor e ilustrador que destilaba naturalidad, conectaba con las raíces fronterizas del espíritu estadounidense y las plasmaba con un talento y una calidad que lo han convertido en un referente imprescindible y uno de los grandes de la pintura.
En 1898 fue corresponsal de guerra e ilustrador en la Guerra Hispano-Estadounidense, enviado por William Randolph Hearst para proporcionar ilustraciones que acompañaran una serie de artículos sobre la Revolución Cubana. Remington fue testigo del ataque de las fuerzas norteamericanas lideradas por Theodore Roosevelt en la Batalla de la colina de San Juan, donde aniquilaron a las tropas españolas. Hacia el final de su vida se trasladó a Ridgefield, Connecticut. Frederic Remington murió tras una apendicectomía urgente que se complicó con una peritonitis.

Sus cuadros se encuentran hoy en los más importantes museos del mundo y está considerado un verdadero maestro en el manejo de la luz, el color, con escenas impactantes y una técnica que fusiona hábilmente el Realismo y el Impresionismo.
En definitiva, la obra de Frederic Remington, con más de 3.000 obras, es fundamental en la historia del western art, con la evocación de aquel Lejano Oeste que sigue despertando la creatividad de muchos artistas. El pintor conoció de primera mano las escenas que plasmaba y a algunos de los personajes míticos de aquella época, como Búfalo Bill; su obra se centra en la temática western y militar, y su pintura se caracteriza por los colores intensos, de gran fuerza expresiva y de una gran modernidad para la época en la que fue pintada.
Remington supo reflejar como pocos el espíritu y el carácter estadounidenses de la frontera, de los pioneros y de la cultura western, por lo que ocupa un lugar de privilegio entre los mejores.
Quien esté interesado en profundizar en el conocimiento de Frederick Remington y su obra, que merece realmente la pena, puede hacerlo en multitud de libros, museos y documentales. También son muy recomendables algunos de sus relatos. Les sugiero la lectura de “Caminos de herradura”, que recoge sus mejores narraciones y que sirvieron de inspiración a grandes maestros del western, como John Ford, Howard Hawks, Raoul Walsh o Henry Hathaway.
Título: Caminos de herradura
Autor: Frederic Remington
Editorial / Colección: Ediciones Temas de Hoy / BolsiTEMAS
Año Publicación: 1994
Traductor: Enrique Obregón
Diseño o fotografía de portada: Frederic Remington
ISBN: 84-7880-411-0
Idioma: Español
238 Páginas

Frederick Remington reflejó el Oeste americano tal y como lo conocemos. Enviado especial de poderosos medios de comunicación como Harper´s, Collier´s o el conocido New York Herald, acompañó como observador privilegiado a las tropas que capturaron al jefe apache Gerónimo y siguió los pasos del sangriento general Nelson A. Miles, durante la insurrección sioux que acabó con la matanza de Wounded Knee, donde perdió la vida Toro Sentado.
Fue uno de los más fieles y brillantes cronistas del lejano Oeste. Durante veinticinco años recorrió las llanuras de Estados Unidos con su bloc de notas, recogiendo las peculiaridades de la forma de vida de los nativos y los cowboys; al morir, nos legó docenas de artículos, tres novelas y cientos de ilustraciones y pinturas. Una herencia cultural genuinamente norteamericana que abarca la pintura y la literatura. Una herencia completa de arte western.




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