Las primarias republicanas de 2024 están siendo un paseo triunfal para Donald Trump. Tras las aplastantes victorias en Iowa, las Islas Vírgenes y New Hampshire, se encamina a una cuarta victoria en Carolina del Sur el próximo 24 de febrero. De esta forma, Trump se encuentra en una posición muy fuerte para alzarse con la nominación presidencial, a pesar de los obstáculos que le han puesto desde el establishment, los medios de comunicación, el Partido Republicano y los fiscales desquiciados de izquierda controlados por los demócratas.
Las victorias de Trump en Iowa y New Hampshire han sido tan contundentes que incluso Ron DeSantis tuvo que retirarse. Pronto seguirá el mismo camino Nikki Haley, la otra marioneta de los donantes millonarios del establishment republicano y demócrata. Incluso algunos de los principales donantes demócratas, como Reid Hoffman, se han asustado y dejado de invertir en Haley a la vista de sus pobres resultados. Lo de Hoffman es para nota. No sólo pretende interferir en las elecciones financiados a Haley hasta ahora, sino que además ha financiado la loca demanda de E. Jean Carroll contra Donald Trump en el Tribunal del Estado de Nueva York. Aquí cabe destacar que Carroll, una narcisista y mentirosa de tomo y lomo, no puede recordar hechos básicos sobre el incidente que denuncia, como la fecha en la que tuvo lugar el presunto abuso, y esperó treinta años antes de contárselo a alguien. Lógico, por otra parte, ya que no sucedió nada.
Una vez más la previsible victoria de Trump en las primarias, ha puesto en guardia a todos los mequetrefes de los medios, la prensa y las elites financieras. No es casualidad que los reunidos en la cumbre de Davos, con Alex Soros, hijo de George Soros, alarmaran a diestro y siniestro si Trump vuelve a la Casa Blanca. La campaña mediática contra Trump, que nunca acaba, se incrementa a medida que se hace evidente su nominación y más que probable victoria en las elecciones presidenciales del 5 de noviembre. Son intentos desesperados de toda esta gente de izquierda, implicados en la aplicación de unas políticas socialistas a nivel global, de interferir en las elecciones y manipular el voto de los ciudadanos. Temen a Trump porque con él en la Casa Blanca no les valdrán sus ardides y trampas, sus manejos oscuros, sus influencias y tiranías.
Entretanto, las encuestas sonríen a Trump, que sigue ganando apoyos y votos en gran parte impulsado por sus propuestas políticas razonables y sensatas, pero también por la injusticia evidente de las demandas inconstitucionales que afronta en los tribunales, la persecución judicial, política y mediática, y ahora también por las victorias arrolladoras en las primarias y su tendencia de voto nacional, distanciándose de Biden en varios puntos. El promedio de Real Clear Politics muestra a Trump aventajando a Biden por una diferencia de 4 puntos en las elecciones generales y varias encuestas de prestigio como Harvard-Harris y Rasmussen, han elevado esa ventaja a casi diez puntos sobre Biden. En términos de elecciones generales, una ventaja de diez puntos sobre un oponente equivaldría a lo que un ex presidente describió memorablemente como una “paliza”. Para tener una perspectiva histórica, Reagan derrotó a Carter por 9 puntos en 1980 (lo que equivale a la ventaja que las encuestas antes mencionadas dan a Trump), donde Reagan obtuvo casi 500 votos electorales frente a los 49 de Carter.

A pesar de todo ello, el equipo de Trump sabe que no puede confiarse ni dormirse en los laureles del éxito temprano. Aún queda mucho trabajo por hacer y muchos obstáculos en el camino y desafíos imprevistos. Lo que sí tenemos ya es a un candidato Trump en una posición muy fuerte, a pesar los esfuerzos concertados del Estado Profundo y el establishment político, mediático y empresarial para sabotear su campaña con acusaciones y sacarlo de la papeleta electoral, y anular sus enormes posibilidades de ganar.
Hay otro elemento positivo a favor de Trump, y es que el tribunal de la opinión pública reconoce cada vez más estos procedimientos judiciales falsos, en los que fiscales comprados y jueces arbitrarios dictan decisiones caprichosas con impunidad en una auténtica caza de brujas. Los votantes también sufren las consecuencias dramáticas de las políticas de Biden y los demócratas, por ejemplo, el no poder afrontar las necesidades diarias como alimentos o pagar facturas debido al aumento de los costes asociados por una inflación elevada y duradera, que permanece en máximos históricos. La dura realidad económica que enfrenta Estados Unidos va mucho más allá del aumento de los precios de los alimentos. Los salarios reales no han aumentado durante los cuatro años de Biden en el cargo, las cadenas de suministro no se han recuperado a los niveles anteriores al COVID y la negativa a aprovechar las reservas de gas y petróleo de Estados Unidos, que agravan otros problemas monetarios y fiscales sistémicos.
La inmigración descontrolada, la infraestructura hecha añicos, la falta de vivienda y el aumento de la delincuencia y la criminalidad es una combinación letal y un desastre para los estadounidenses. Económicamente, se ven obligados a pagar la vivienda, la comida, la educación y la atención médica de ilegales (muchos de los cuales son hombres en edad militar que trafican con drogas y cometen otros delitos) no sólo de México, Nicaragua, Guatemala, Honduras, Venezuela, y El Salvador, sino de todo el mundo, incluida China. Además, muchos estadounidenses ahora también sienten que ponen sus vidas en riesgo cada vez que salen de sus hogares para ir a trabajar, sabiendo que bajo el régimen de Biden, criminales peligrosos e ilegales corren impunemente mientras las fuerzas del orden han sido maniatadas para hacer su trabajo de manera competente.
Los estadounidenses son defensores de la libertad, la prosperidad y la justicia real. Las elecciones de este año son la última esperanza para recuperar esos Estados Unidos que siempre fueron la envidia del mundo. Trump y cuantos le apoyamos desde el movimiento MAGA es nuestra esperanza parta salvar este país y renovar ese espíritu que lo hizo grande en todos los sentidos.