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Transfiguración

La transfiguración de Jesús fue un anticipo de su resurrección y que los cristianos también podemos experimentar en nuestra vida terrenal (presente, limitada y pecadora) antes de alcanzar (o pasar a) la vida eterna (tiempo de celebración y proyección). Quien se acerca a las enseñanzas de Jesús y desea que su vida refleje las mismas, está en el camino para alcanzar el Reino de los Cielos; ello implica alejarse del pecado, del mal y de las malas acciones para que el Señor nos transfigure y alcancemos la salvación, que nos trae Jesús, y que no se consigue automáticamente. Cada persona tendrá un modo de lograr su salvación, pero siempre será fruto de un camino, ya que no podemos pasar directamente de las Bienaventuranzas del Sermón de la Montaña a la Pascua, sino que es preciso vivir todo un periodo de conversión con la ayuda de la reflexión, oración, paso por nuestro propio Getsemaní o calvario, al igual que lo vivió Jesús y todos los santos.

Para que Jesús nos transfigure, hay que seguirle de cerca, y así nos indica: Acercaos a mí… y yo me acercaré a vosotros. En el seguimiento de Jesús, la oración y el esfuerzo son uno de los eslabones vitales, ya que como él también nos enseña su camino es estrecho y no todos están dispuestos a seguirle.
Con el pan de la palabra, que nos transmite conocimiento y sabiduría, conseguiremos que nuestra vida este bañada por su luz y alejada de la oscuridad. A menudo, la gente se acercaba a él por los panes y los peces, pero nuestro acercamiento no debe ser interesado. Aquí podemos recordar las palabras que dijo Jesús: “El que quiere ser mi discípulo… ¡Niéguese a si mismo, tome su cruz y sígame! Muchos se volvieron atrás, Pedro dijo: “Maestro a quién iremos, tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:66-68).
Cada uno necesita luchar por su fe hasta conquistar los círculos donde Jesús se manifiesta de una manera más grande y poderosa. Sus acciones nos marcan el camino a seguir: predicar, orar, enseñar, aprender, compartir, amar y vivir por él. Creer en Jesús implica también creer en su resurrección, la nuestra, la de los creyentes cristianos. Esta es la verdadera fe, no solo de calvarios, clavos y espinas sino también de sudarios, sepulcros vacíos y resurrección. Recordemos que la Pasión es el paso previo a la Resurrección, que es tiempo de celebración y proyección y signo de vida futura.
Así, siguiendo los pasos de Jesús, sus enseñanzas verdaderas con humildad de corazón, volveremos a la casa del Padre y encontraremos al Dios que nos transfigura.

ORACIÓN

Transfigúrame, Señor, transfigúrame.
Quiero ser tu vidriera de todos los colores.
Quiero ser mi figura, si, mi historia, pero de ti en tu gloria
traspasado.
Transfigúrame, Señor, transfigúrame.
Más no a mi sólo, purifica también a esta tu querida Iglesia.
Que sea luna que te refleje a Ti, el Sol que nace de lo alto.
Transfigúranos, Señor, transfigúranos.
Y recrea con tu luz este nuestro mundo,
Que vive en tiempos nuevos y en crisis de valores
Transfigúralos, Señor, transfigúralos.
Que todos podamos en la misma nube que a ti te envuelve,
Despojarnos del mal y, dejando el Tabor, caminar esperanzados
a la Pascua.
Transfigúranos, Señor, transfigúranos. Amén.




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