Los nuevos tiempos editoriales han traído grandes ventajas a los escritores, pero también responsabilidades más intensas. Una de ellas es la de promocionar los libros que cada uno publica de mil formas diferentes. El trabajo del escritor hoy en día no se limita a poner punto y final y lanzarse a navegar al mar en compañía de una bella señorita. ¡Qué va! Una vez se ha publicado el libro que te ha llevado años de trabajo, le espera a uno un nuevo reto: la promoción.
Es un mundo en sí mismo lleno de sorpresas, trucos, zancadillas y oportunidades. Para un escritor la promoción se concreta en una serie de acciones necesarias para dar visibilidad al libro que se ha escrito. Las nuevas tecnologías han abierto las posibilidades de promocionar mediante las redes sociales, internet, los blogs personales o los blogs literarios (aunque estos están perdiendo su capacidad de influencia ante la proliferación de blogs de baja calidad y muy sectarios) y los magazines culturales (algunos de los cuales están en auge).
Actualmente, el mejor consejo para un escritor, ya sea novel o consagrado, es que gestione personalmente la promoción de sus libros, ya sea offline u online, tomando el control de las herramientas que nos permiten llevar a cabo esta promoción. Desde mi experiencia en el gremio, les aseguro que nadie lleva mejor la promoción que el propio autor, ni siquiera la editorial, a la que lo único que importa es exprimir al máximo a la gallina de los huevos de oro de turno antes de pasar a la siguiente gallina.
Desde luego, a este gallo no lo pillan.

Para el escritor es bueno, incluso buenísimo, coordinar todos los esfuerzos de promoción con el departamento de comunicación, marketing y prensa de la editorial, pero con un control absoluto de las acciones que se efectúan. Nadie, repito: nadie va a realizar mejor promoción que el propio autor, que conoce sus cualidades y capacidades.
Uno se cansa de escuchar quejas de otros escritores sobre la poca atención que les prestan sus editoriales, sus lamentos de que nos les promocionen más y de que achaquen a eso la culpa de que no vendan o no se les conozca más. Uno se cansa porque el remedio lo tienen al alcance de las manos. La promoción inteligente y en primera persona. El esfuerzo para realizar una buena promoción es hoy responsabilidad de cada escritor, y cada uno de nosotros imprime a la misma el sello inconfundible de su personalidad y recoge los frutos del esfuerzo personal.
Lograr una buena promoción depende de muchos factores, pero uno de los más importantes es la implicación del propio escritor, que deberá armarse de coraje y fuerza de voluntad para luchar contra las negligencias ajenas y las indiferencias de los medios y los lectores hasta conseguir el éxito que garantiza que todos presten atención.