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Responsabilidad Individual

Uno de los conceptos claves del ideario conservador es la responsabilidad individual frente a un gobierno grande e intrusivo en las libertades personales. Esto entronca directamente con el eje de la Constitución de los Estados Unidos, que garantiza los derechos individuales por encima de todo. Por eso cuando los conservadores defienden la idea de responsabilidad individual en temas como la salud, la educación, la defensa, las armas, y la vida, entre otros, está defendiendo la base constitucional que permitió edificar esta nación y convertirla en la nación líder de las democracias y las libertades.
Actualmente, el crecimiento del papel que desempeñan los gobiernos amenaza seriamente este principio básico: la importancia de la responsabilidad individual frente a un gran gobierno. Cuando vemos que las políticas de gasto público y de intrusismo del gobierno en todas las facetas de la vida: economía, planificación familiar, salud, educación, etc, se vuelven más importantes que la responsabilidad individual, es que algo está fallando gravemente y yendo por el camino equivocado.

La ideología liberal-conservadora defiende el concepto de responsabilidad individual para que las personas asuman sus responsabilidades directas en temas que les afectan personalmente: sus vidas, familias, comunidades, negocios, educación, y proyectos. Un gobierno mínimo, que defienda las libertades y las propiedades, es el principio esencial para tener una sociedad más pacífica, flexible, emprendedora y rica. Es la esencia de una sociedad civil más fuerte y capacitada, no sometida a los designios de un gobierno demasiado grande, que a menudo se convierte en una amenaza a las responsabilidades individuales y la libertad individual.
Los conservadores son, por tanto, firmes defensores y garantes de la responsabilidad individual frente a quienes defienden grandes gobiernos facultados para meterse en las vidas de los ciudadanos en exceso y planificar todos los ámbitos de la misma, en educación, salud, economía, cultura, relaciones, etc. Gobiernos que van mermando las libertades individuales y convierten a los ciudadanos en dependientes de políticas que manejan unos pocos, muy a menudo unos pocos que son incompetentes.

¿Por qué debemos evitar los grandes gobiernos y los partidos políticos que los apoyan? Es sencillo, pero suele olvidarse con frecuencia. Un gobierno demasiado intrusivo limita las libertades del mercado y sus infinitas posibilidades, su creatividad y su pujanza; arrincona la iniciativa individual para premiar la planificación colectiva o la que atiende los dictados ideológicos de quien subsidia; fomenta y premia la irresponsabilidad individual con políticas de subvenciones, reparto de empleos para pagar favores de cualquier tipo, sueldos que no responden a la productividad real del trabajador; y un Estado de Bienestar tan grande como irreal, costoso, e inviable a largo plazo. Algo que podemos comprobar en numerosos países, donde ese Estado de Bienestar hace agua por todas partes, pero que se mantiene con más impuestos elevados, más regulaciones, más intervención, y una atención al ciudadano cada vez peor.
En lugar de esperarlo todo del gobierno o el Estado, es preciso recuperar esta idea vital que alumbró la Constitución de los Estados Unidos: la responsabilidad individual como garantía de oportunidades y progreso real, como respaldo de una vida en auténtica libertad. Demasiada gente sumida en la comodidad de un falso Estado de Bienestar que en realidad no existe ni tiene posibilidades de mantenerse, olvida las responsabilidades individuales, cediéndolas al gobierno o al Estado, dejando su vida y las decisiones sobre la misma en sus manos.
El miedo a la responsabilidad individual se traduce en miedo a la libertad y sus opciones. Si dejamos que ese miedo se extienda y que cada vez más los individuos cedan parcelas de libertad a un gran gobierno, estaremos sentenciando nuestra libertad misma y nuestra capacidad para decidir libremente. Que es por lo que tanto se ha luchado en este país, lo que siempre ha garantizado la Constitución de los Estados Unidos. Lo que defiende hasta la extenuación el ideario conservador.
Recuperar la responsabilidad individual significa que no es el gobierno ni el Estado quien debe garantizarnos la mayoría de las cosas en esta vida, empezando por la educación, la atención médica, la vivienda, las pensiones, etc. Debemos asumir la responsabilidad individual sobre estos temas si queremos libertad de verdad y opciones de calidad, no un sucedáneo barato administrado por un gran gobierno. La responsabilidad individual debe funcionar a nivel de cada ciudadano, comunidad, empresa y familia, si queremos que el país funcione y no dejarlo todo en manos de un gobierno gigantesco que jamás sabrá con certeza sus prioridades de vida, y que nunca debe saberlas, bajo riesgo de un control gubernamental excesivo e indeseado que nadie quiere para sí mismo.

Necesitamos regresar a las ideas básicas que hicieron posible la nación avanzada que es hoy Estados Unidos: un gobierno pequeño con alcance limitado; bajos impuestos que permitan el crecimiento económico y la libertad de comercio; leyes claras en ámbitos que hagan posible una sociedad pacífica, respetuosa, y estable; derecho a la vida, a la libertad de expresión y de propiedad privada; y, sobre todo, responsabilidad individual. Olvídese de que nacer le concede a usted todos los derechos del mundo y ninguna responsabilidad. Un país y una sociedad que desee prosperidad y progreso, debe cimentarse en la responsabilidad individual sobre todos los aspectos de la vida. Como hemos comprobado en esta nación desde hace más de doscientos años. Algo que no cambiará un gran gobierno, por muy humanitario que se plantee.
Esta responsabilidad implica racionalizar y gestionar mejor los recursos existentes en áreas como la educación, la salud, los servicios sociales, las pensiones, la defensa, etc. Hoy más que nunca se extiende la idea de la dependencia del gobierno y quienes defienden este modelo político (socialdemócratas) porque vende una comodidad y bienestar aparente que pagan otros, que no es gratis en absoluto, aunque lo parezca, y que en realidad unifica el pensamiento, sin margen para la crítica o la discrepancia, eliminando la idea de responsabilidad individual, como si todos los problemas los pudiera resolver el gobierno a su capricho. Lo cual es falso, como no tardan en descubrir quienes viven bajo un gobierno intrusivo.
Ese modelo parece tan fantástico que a los jóvenes les seduce por su falta de esfuerzo personal y porque se lo da todo hecho, sin exigir nada a cambio, ni siquiera la defensa del país. El mensaje socialdemócrata es: no se preocupe si fuma o bebe, o si come con exceso de grasas o sal, si tiene embarazos no deseados, si asesina, o si vive la vida peligrosa e irresponsablemente. Siempre estará Papá Gobierno o Mamá Estado para pagar la atención médica a cuenta de los demás, rescatar sus negocios deficitarios, cancelar sus condenas de prisión, pagar sus abortos, subvencionar sus viajes o su paro, o pagarle una pensión irrisoria con la que seguir engañándolo hasta el fin de sus días.
Una sociedad sin responsabilidad individual es una sociedad condenada de antemano al fracaso, al empobrecimiento económico y de valores. Un gobierno responsable y limitado debe proporcionar atención médica o de educación de calidad, por poner dos servicios básicos, en los casos verdaderamente necesarios y con necesidades especiales. O una defensa nacional fuerte y eficiente, no de escaparate humanitario o en el que hacer experimentos.
La irresponsabilidad fiscal del gobierno, con un gasto excesivo y descontrolado, y el aumento de cargos públicos a expensas de esos presupuestos gigantescos a cuenta de los contribuyentes, se convierte en este entorno en la culminación de un modelo socialdemócrata que nunca funciona para los ciudadanos y que siempre termina en paro, pobreza, y nulas oportunidades.
Por el contrario, la responsabilidad individual, es la garantía de una auténtica sociedad libre y con progreso real. Por eso los Padres Fundadores le dieron un papel esencial en la Constitución. Por esa razón, los conservadores defienden la responsabilidad individual y son la opción de gobierno que favorece de verdad a todos los ciudadanos, al margen de su ideología o clase social, con absoluta equidad y justicia.




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