La capacidad de recuperación y progreso de los Estados Unidos es algo que se ha puesto de relieve infinidad de veces a lo largo de la historia. En cada crisis, el país ha salido reforzado y mejorado. Esta vez tampoco ha sido una excepción. Tras una de las crisis económicas más graves, por fin la hemos dejado atrás y el país mira hacia adelante esperanzado y vuelve a crecer.
Lamentablemente, no es el fin de los problemas, quedan retos enormes que debemos afrontar. Los dos últimos años de la Administración Obama deben servir para reforzar este crecimiento económico y una expansión de riqueza que necesita llegar a más gente y beneficiar a las clases medias. Para ello, la colaboración entre el nuevo Congreso republicano y el presidente Obama será fundamental. Es hora de mirar hacia adelante y dejar atrás enfrentamientos que no llevan a ninguna parte.
La creación de empleo en Estados Unidos, que es una de las bases para el actual crecimiento económico, debe seguir siendo una prioridad y aglutinar políticas realistas. Junto a estas, necesitamos aprovechar el boom energético para continuar fortaleciendo el poder económico nacional y redistribuir la riqueza de una forma efectiva entre la población. Es hora también de impulsar proyectos de infraestructuras nacionales, de investigación y desarrollo de nuevas tecnologías, y de ciencias de la salud y biomedicina, que son claves para avanzar en áreas importantes y mantener el liderazgo estadounidense que ahora disfrutamos.

Un sistema de impuestos justo, que nos permita crear mayor riqueza y atraer inversiones, dar un tratamiento al ciudadano medio que no sea una explotación tributaria para un estado de gasto incontrolado, y favorecer un tejido empresarial más competitivo. Son piezas necesarias de una política que debe aplicarse ya y en próximos años. Estados Unidos no necesita más impuestos, pero sí impuestos justos a quien puede pagarlos. Las medidas para ayudar a las familias (cuidado infantil, guarderías, educación, etc) y a la natalidad, son otros referentes ineludibles, porque esta sociedad necesita de todas las ayudas posibles a las clases medias, que son la columna vertebral de la nación.
El acceso a la mejor educación y a la mejor sanidad del mundo para todos los estadounidenses son metas ambiciosas que debemos tratar de alcanzar. Las medidas para proteger el medio ambiente y evitar una elevada contaminación, deben implementarse ya, sin pérdida de tiempo, al igual que las medidas encaminadas a regularizar y ordenar la inmigración ilegal. Recuperar a amplias capas de población que han quedado al margen de la recuperación es imprescindible si no queremos tener graves problemas sociales a largo plazo.

Favorecer planes de ayuda para pequeñas y medianas empresas, emprendimiento e iniciativas ciudadanas, así como la aprobación de tratados comerciales con otros países, son cuestiones prioritarias que deben mantenerse en la agenda del actual presidente y del que vendrá después. Las acciones para honrar y ayudar más a los veteranos de guerra deben ser compartidas por ambos partidos y una prioridad nacional.
La defensa, la seguridad nacional y la reforma limitada de nuestras fuerzas armadas y comunidad de inteligencia son otros frentes que necesitan de medidas acertadas e inversiones estratégicas que nos permitan consolidad y expandir el liderazgo norteamericano en el mundo para garantizar mayores cotas de prosperidad general.