Un presidente que aspire a gobernar para el pueblo no sólo debe centrarse en los grandes temas económicos y políticos, sino también en aquellas áreas que inciden en la calidad de vida de sus conciudadanos. Donald Trump vuelve a destacar al presentarse como el candidato presidencial que pretende abordar el problema del aumento de las enfermedades infantiles crónicas y los problemas de salud. Su plan para enfrentarlo está lleno de buenas medidas.
Sin hacer sensacionalismo, Trump ha diagnosticado de forma certera la situación: “Cada año, gastamos cientos de miles de millones de dólares para tratar estos problemas crónicos en lugar de buscar qué los está causando en primer lugar. Con demasiada frecuencia, nuestro establishment de salud pública está demasiado cerca de la Big Pharma, las grandes corporaciones y otros intereses especiales, y no quiere hacer las preguntas difíciles sobre lo que está sucediendo con la salud de nuestros niños. Si las grandes farmacéuticas defraudan a los pacientes y a los contribuyentes estadounidenses o ponen las ganancias por encima de las personas, deben ser investigadas y responsabilizadas”.
Esta es la situación. En las últimas décadas, ha habido un crecimiento inexplicable y alarmante en la prevalencia de enfermedades crónicas y problemas de salud, especialmente entre los niños. Todos hemos visto un aumento sorprendente en el autismo, los trastornos autoinmunes, la obesidad, la infertilidad, las alergias graves y los problemas respiratorios. Es hora de preguntar: ¿Qué está pasando? ¿Se trata de la alimentación? ¿El entorno en el que vivimos? ¿La prescripción excesiva de ciertos medicamentos? ¿Son las toxinas y los productos químicos que están presentes en nuestros hogares? Con el fin de encontrar respuestas y soluciones, Trump prevé establecer una Comisión Presidencial especial encargada de investigar qué está causando el aumento de enfermedades crónicas durante décadas, en cuanto vuelva a la Casa Blanca. Asimismo, ordenará a la comisión que publique recomendaciones sobre cómo cada niño estadounidense puede tener una infancia segura y saludable.

El plan de Trump contempla integrar esta Comisión Presidencial especial con personalidades independientes que no puedan ser compradas ni pagadas por las grandes farmacéuticas. Es un tema importante que ni siquiera en la mayoría de los medios se debate y sobre el que la sociedad estadounidense pide medidas efectivas desde hace mucho tiempo. Trump se ha alzado una vez más como el líder capaz de abrir este debate y plantear soluciones independientes con valentía sobre un problema de gran alcance. No hay duda de que descubrir la verdad es esencial para desarrollar soluciones prácticas que promuevan una infancia y una población más saludables, además de abogar por la transparencia y la rendición de cuentas a la industria farmacéutica.
Trump ha destacado la importancia precisamente de esta transparencia y la necesaria rendición de cuentas dentro de la industria farmacéutica: «Ganan mucho dinero, las grandes farmacéuticas, las grandes corporaciones y otros intereses especiales, y no quieren hacer las preguntas difíciles sobre lo que está pasando con la salud de nuestros niños. Esta personas deben ser investigadas y responsabilizadas».
Trump plantea preocupaciones reales sobre los posibles conflictos de intereses entre la Big Pharma y las instituciones de salud pública, instando a los responsables en la toma de decisiones a priorizar el bienestar físico y mental de los pacientes y los contribuyentes sobre los motivos de lucro. En el plan de Trump es crucial garantizar que las decisiones de atención médica y las prácticas de medicación estén guiadas por los mejores intereses para la población. En línea con su compromiso de abordar este aumento de enfermedades crónicas, Trump quiere priorizar de cara a su segundo mandato presidencial la comisión de expertos o grupos de trabajo compuestos por profesionales independientes, que deberán llevar a cabo investigaciones imparciales para descubrir posibles conexiones entre la Bog Pharma y el aumento de enfermedades crónicas. El objetivo principal es proporcionar recomendaciones basadas en la evidencia para las estrategias de prevención y tratamiento.
De momento, el plan de Trump ya ha provocado un debate abierto sobre la importancia de priorizar la salud pública frente al aumento de enfermedades crónicas. Es un hecho que juntos podemos esforzarnos para mejorar los resultados de la atención médica y garantizar el bienestar de nuestras comunidades.