En estos tiempos en los que es necesario mantener unos hábitos de vida saludables para prevenir enfermedades de todo tipo, la comida es el gran recurso que nos permite conseguir este objetivo. Pero no cualquier comida. En este sentido, es interesante conocer las opiniones de Mark Bittman, autor del libro Food Matters: A Guide to Conscious Eating (una guía para comer con consciencia) y de la columna Minimalist en The New York Times, quien sostiene que la comida orgánica no es una garantía de salud, bienestar o tan siquiera ética. No es que no sea importante y reporte beneficios sino que no es suficiente. Para Mark Bittman lo realmente importante es la composición de nuestra dieta y que ésta sea equilibrada. Algo en lo que tiene toda la razón.
Bittman cita a Michael Pollan, autor del libro In Defense of Food, quien afirma que comer bien implica evitar los sucedáneos, ésos que saben como algo pero que en realidad no son nada. Hay que limitarse a los ingredientes reales y, sobre todo, a los que proceden del reino vegetal, que son auténtica fuente de salud. Bittman señala que hay muchas evidencias de que la salud mejora si se consumen menos productos animales y altamente procesados y, en cambio, más vegetales.

Estos alimentos vegetales, así como el resto de los que consumimos, no deben de ser necesariamente orgánicos. De acuerdo con la definición del departamento de agricultura de Estados Unidos, aquel alimento que lleve la etiqueta oficial de orgánico está libre de sustancias sintéticas, antibióticos u hormonas, y no ha sido cultivado con pesticidas convencionales. En términos generales, es la misma concepción de alimentos orgánicos que se tiene en Europa.
Mark Bittman cree que esos requerimientos están muy bien, pero no tienen nada que ver con la imagen idílica de los granjeros en pequeñas y preciosas granjas que dieron a la palabra orgánico el encanto que tiene hoy. Orgánico, por ejemplo, no implica local, así que no garantiza una baja huella de carbono. Algo muy a tener en cuenta en la selección de alimentos.
La comida basura (aperitivos, snacks, etc), por orgánica que sea, seguirá siendo comida basura que perjudica más que beneficia al organismo.

Podemos cultivar nuestros propios alimentos orgánicos en nuestros huertos, que es la opción más directa para abastecernos con calidad, pero también tenemos otras opciones para alimentarnos de forma sana y positiva: comiendo más fruta y verdura de calidad, cocinar los alimentos en casa tanto como sea posible y eliminar la comida procesada. Ésa que ingiere buena parte de la población cada vez más y que atenta directamente contra la salud de las personas.
Se debe comer orgánico y comer bien porque la alimentación es la base para una vida más feliz y completa. Una alimentación natural es una mejor alimentación, aunque hacerla más equilibrada ya es cosa nuestra.