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Los votos de los veteranos de guerra

En estas elecciones presidenciales de 2012 se está hablando y escribiendo mucho acerca de la importancia del voto hispano, y es cierto que tendrá una incidencia fundamental, pero no es el único que buscan los candidatos y el que determinará quién ganará en noviembre.
Otro voto clave es el de los veteranos de guerra, que se distribuye además en swing states decisivos, como Virginia, Colorado, Florida, Carolina del Sur y Ohio, donde hay una fuerte presencia de veteranos.
Así, de todos los discursos que han pronunciado Obama y Romney, cortejando el voto de los ciudadanos, algunos de los más importantes han sido los que pronunciaron en julio pasado ante la 113 Convención Anual del grupo Veteranos de Guerras Extranjeras (VFW), una de las organizaciones más grande y antigua del país, y ante otras organizaciones similares en meses posteriores.

Fue ante este foro, reunido en Reno, Nevada, donde desgranaron algunas de las políticas que piensan desarrollar en materia de defensa y seguridad nacional. Esto es importante porque conforman una de las partes esenciales de toda Administración norteamericana y es decisiva para ganar los votos de los veteranos de guerra, que ya durante las elecciones de 2008 fueron el 15% del electorado, con la ventaja de influir en estados que son cruciales para ganar las presidenciales. Por entonces Obama ganó el 44 % del voto de este bloque electoral, que fue mayoritariamente para McCain (héroe de guerra) por más de diez puntos de diferencia.
Además de las políticas de defensa, los temas que más preocupan a los veteranos y a la población en general son la creación de empleos y los posibles recortes adicionales que se produzcan a los beneficios sociales, sanitarios, educativos, etc. Por eso ambos candidatos cuidan especialmente las propuestas destinadas a este sector y en sus agendas encontramos algunas de las iniciativas más interesantes. Como el programa anunciado en la citada convención por parte de Obama, el “Transition GPS”, que busca facilitar la reinserción civil de los soldados.

En noviembre sabremos si es Obama o Romney quien más ha convencido a los veteranos de guerra, quienes esta vez podrían ganar otra batalla, en esta ocasión en las urnas, decidiendo qué candidato va a la Casa Blanca. En este sentido, Obama está teniendo un gran apoyo en la actividad realizada estos pasados cuatro años por su esposa, Michelle, que ha protagonizado campañas humanas y sinceras a favor de los veteranos de guerra, por ejemplo, un proyecto para potenciar el empleo entre los veteranos, cuyo eslogan es: “Contrate a un héroe”, que ya ha hecho posible que alrededor de 120.000 jóvenes veteranos consigan un empleo.
Otro dato relevante es que el 5 % de los veteranos de guerra actualmente son hispanos, mientras que los ciudadanos blancos han reducido en cinco puntos su presencia en el total de veteranos. Si nos centramos entre los que tienen entre 18 y 34 años, el porcentaje es del 13 %. Su residencia también coincide con swing states en algunos casos y el sentido de ese voto puede ser determinante. Como también lo será el segmento vinculado a las mujeres, que son el 7 % de los veteranos, el doble que dos décadas atrás. De los 20 millones de excombatientes en guerras, unos 1,5 millones son mujeres, lo que da idea del peso de su voto en estas elecciones. Estas veteranas proceden de los últimos conflictos armados (Irak y Afganistán) y el mayor grupo de mujeres excombatientes tienen entre 18 y 34 años, por lo que su voto también será decisivo.

Las encuestas de Gallup y Rasmussen, las más fiables, señalan que los veteranos se inclinan por Mitt Romney en una proporción del 58% frente al 34% a favor de Obama (datos de mayo), que posiblemente han variado notablemente a estas alturas. Consciente de ello y de la necesidad de hacer campaña en los estados “tossup” (indecisos), el candidato republicano está incrementando su actividad en lugares como Virginia, que es un estado tradicionalmente conservador, en el que un 12,5 por ciento de la población es militar, veteranos o familiares de militares, y en el que además el sector de la industria de la defensa tiene un enorme peso. Su mensaje ante esta audiencia no deja lugar a engaños: la importancia de tener un ejército fuerte para mantener el liderazgo estadounidense en el mundo. Que es justo lo que se necesita en este momento en el que las amenazas confluyen peligrosamente.
Para comprobar el resultado final y a quién conceden los veteranos de guerra su confianza finalmente habrá que esperar al 6 de noviembre, pero sin duda ya está siendo uno de los sectores de población más disputados en estados como California (donde hay 2 millones de veteranos), Florida (con 1,6 millones) Texas (1,6 millones), además de los apuntados Virginia, Carolina del Sur (más de 400.000 veteranos), Colorado, Ohio…
La batalla electoral por el voto de los veteranos está en el momento álgido. Como el propio presidente Obama reconoció en uno de sus mítines electorales en Virginia: “Nuestros veteranos son algunos de las personas más entrenadas, altamente educadas y capacitadas que tenemos”. Por ello su voto y su influencia seguirán siendo decisivos en el futuro.




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