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Las mejores novelas de vampiros

Desde hace unos años ha resurgido con fuerza el género de los vampiros en la literatura, la TV y el cine. Ahora, para conmemorar el centenario del fallecimiento de Bram Stoker, el autor de la novela Drácula (1897), la Asociación de Escritores de Novelas de Terror de los Estados Unidos concedió este año un premio extraordinario a la mejor novela de vampiros publicada desde 1912. De las 354 obras consideradas en una primera ronda, quedaron 6 finalistas: Soy leyenda (1954), de Richard Matheson (Minotauro); El misterio de Salem’s Lot (1975), de Stephen King (Plaza & Janés); Entrevista con el vampiro (1976), de Anne Rice (Ediciones B); Hôtel Transilvania (1978), de Chelsea Quinn Yarbro (Alamut); El susurro de la medianoche (1982), de Charles L. Grant (Martínez Roca) y El año de Drácula (1992), de Kim Newman (Timun Mas).
El fallo del premio se anunció el pasado 31 de marzo como parte de los actos del Congreso Mundial del Terror, celebrado en Salt Lake City (Utah). El jurado, presidido por Leslie S. Klinger (autor de The new annotated Dracula, W. W. Norton.), decidió que el premio a la mejor novela de vampiros del siglo escrita desde la muerte de Stoker fuese para Richard Matheson, que ya tiene 86 años, por su “Soy leyenda”. Un merecido galardón.

El autor agradeció el premio en un vídeo en el que recordó cómo era todavía un adolescente cuando vio el Dracula de Bela Lugosi y pensó: «Si un solo da tanto miedo, ¿qué sucedería si el mundo entero estuviese lleno de vampiros?».
La importancia del relato de Matheson, de una enorme calidad, nadie la discute, y sus monstruos, que están a caballo entre vampiros y zombies, siguen inquietando más que los vampiros de “Crepúsculo”. La obra de Matheson no era la única candidata con méritos reconocidos. Ahí estaban las novelas de Stephen King y de Anne Rice, por cierto que ambos felicitaron vía Internet a Matheson, al que reconocieron como su maestro.
Los otros tres finalistas abordaban el mito del vampiro desde distintos ángulos.
Charles L. Grant (Newark, 1942-2006) eligió como escenario de sus historias Oxrun Station, una población imaginaria que situó en el estado norteamericano de Connecticut. En El susurro de la medianoche, envuelve al lector en un clima opresivo y la novela es un homenaje al cine de terror que impulsaron las productoras Universal y Hammer en los años 50 y 60. El susurro de la medianoche, que está ambientada en los últimos años del siglo XIX, narra el enfrentamiento entre el detective Ned Stockton y el conde Gregor Brastov, vampiro que pretende apoderarse de una neblinosa Oxrun Station. La venta de ciertas piezas de ajedrez que representan figuras mitológicas es lo que desencadena la acción.

Si Grant opta por un enfoque clásico, por su parte, Chelsea Quinn Yarbro (Berkeley, 1942) se inclina por presentarnos al vampiro amistoso, profundizando en el mito y sus variaciones en distintas culturas. El conde de Saint-Germain creado por Yarbro es un intento de que el lector acepte la idea de un vampiro que no es enemigo de los humanos, y cuyas parejas no son necesariamente sus víctimas. La novela Hôtel Transilvania (1978) está ambientada en el París de Luis XV y nos presenta a un conde de Saint-Germain elegante, inteligente, capaz de hablar varios idiomas, sin problemas económicos y que no desprecia a los humanos (a diferencia de lo que sucede con el personaje de Stoker) sino que envidia la brevedad de su vida.
Yarbro ha escrito 26 novelas con Saint-Germain como protagonista: una de ellas (Come Twilight, 2000) está ambientada en la España de la Reconquista, y en ella vemos cómo Saint-Germain salva de la muerte a una dama que resulta ser en exceso impetuosa.
El tercer finalista, Kim Newman (Londres, 1959), con su novela El año de Drácula (Timun Mas), de 1992, sigue la línea «historicista» de Yarbro, aunque mezcla protagonistas históricos (Oscar Wilde, el escritor y viajero Swinburne, el tándem artístico Gilbert & Sullivan) con otros imaginarios (personajes extraídos de los relatos de A. Conan Doyle, H. G. Wells, Robert L. Stevenson o Alejandro Dumas, que conviven con un Jack el Destripador transformado en cazador de vampiros). Además, Newman prefiere subrayar el carácter maligno del mito, con lo que sus historias se aproximan a la línea de Matheson en Soy leyenda.

El punto de partida es una distorsión del relato de Stoker: para Newman, Van Helsing no logra acabar con Drácula, de manera que el conde se dispone a contraer matrimonio con la reina Victoria y gobernar una Inglaterra cuya clase dirigente está formada por vampiros. Newman reiteró este planteamiento en otras dos ocasiones y situó al conde en los años de la I Guerra Mundial (The bloody red baron, 1995) y en la Roma de los años 50 (Judgment of tears, 1998).
Todas ellas son obras muy meritorias, pero personalmente les sugiero como imprescindibles y altamente recomendables: Drácula, de Bram Stoker, Soy leyenda, de Richard Matheson (Minotauro); El misterio de Salem’s Lot, de Stephen King (Plaza & Janés); y Entrevista con el vampiro (1976), de Anne Rice (Ediciones B).

Los galardones de los Premios Bram Stoker de 2011, que también fueron entregados ese día, fueron los siguientes:

Novela
Flesh Eaters, de Joe McKinney

Primera novela
Isis Unbound, de Allyson Bird

Novela juvenil
The Screaming Season, Nancy Holder
Dust and Decay, Jonathan Maberry

Novela gráfica
Neonomicon, Alan Moore

Ficción larga
The Ballad of Ballard and Sandrine, Peter Straub

Ficción corta
Herman Wouk Is Still Alive, Stephen King

Guión
American Horror Story, Capítulo #12: Afterbirth por Jessica Sharzer

Antología de ficción
The Corn Maiden and Other Nightmares, Joyce Carol Oates

Antología
Demons: Encounters with the Devil and His Minions, Fallen Angels and the Possessed (editado por John Skipp)

No ficción
Stephen King: A Literary Companion, por Rocky Wood

Colección de poesía
How to Recognize a Demon Has Become Your Friend, por Linda Addison




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