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Semana Santa – Sábado Santo

Sepultura del Señor
Cuántas veces prometí
imitar tu vida santa:
¡hoy me avergüenzo de tanta
promesa que no cumplí!
Muerto inocente por mí,
Jesús, en la cruz al verte,
te ruego me des la suerte
de un final a mi medida:
que, pues no imité tu vida,
imite al menos tu muerte.
Juan Plazaola

El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Encontraron corrida la piedra del sepulcro. Y, entrando, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres con vestidos refulgentes Ellas, despavoridas, miraban al suelo, y ellos les dijeron: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado. Acordaos de loa que os dijo estando todavía en Galilea: “el Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de pecadores, ser crucificado y al tercer día resucitar”>> Recordaron sus palabras, volvieron del sepulcro y anunciaron todo esto a los Once y a los demás. María Magdalena, Juana y María, la de Santiago, y sus compañeras contaban esto a los apóstoles. Ellos lo tomaron por un delirio y no las creyeron. Pedro se levantó y fue corriendo al sepulcro. Asomándose, vio sólo las vendas por el suelo. Y se volvió admirándose de lo sucedido.

La muerte no tiene la última palabra
Según la versión lucana, un grupo de mujeres acuden al sepulcro descubriendo que allí no hay más que vaciedad. El inicial desconcierto se convierte en certeza cuando dos seres refulgentes anuncian la buena noticia de que la muerte no ha podido retener en su seno a quien se había autoproclamado camino, verdad y VIDA. Hoy estamos de enhorabuena porque el amor vence a la muerte. Esta noche es una noche santa: ¡Cristo ha resucitado, aleluya!
Tú que eres luz resplandeciente en medio de la oscuridad de mis miedos, vence todas mis resistencias, derroto a todas mis muertes diarias. Tú que eres la resurrección y la vida, condúceme hacia tu luz.

VIGILIA DE ASOMBRO
Que tu santa luz gloriosa ilumine al pueblo redimido con tu Pascua y lo introduzca en la fiesta de tu resurrección. Todo el día del sábado ha sido un camino de silencio, recorrido en fe y en expectación. Los apóstoles, en su sábado primero, vivieron la decepción, la tristeza y el desaliento. Nosotros, iluminados por la resurrección ya creída, lo hemos pasado en recogimiento sagrado, en vela diurna. Sin celebración externa. Por eso, éste es el momento del gozo efusivo, es la hora esperada de la Vigilia Pascual, madre de todas las vigilias: Es el momento de la luz, del pregón, de la memoria de la historia de la salvación, del anuncio de la resurrección y de la renovación de las promesas del bautismo.
1. La hora de la luz y del pregón Pascual
Al comenzar la vigilia con la fiesta del fuego, tan simbólico y significativo, algo nuevo ha acontecido en medio del pueblo. La llama ha surgido en la oscuridad. Al prenderse el cirio Pascual del fuego nuevo, se ha intuido el esplendor de la Pascua de Cristo resucitado. Cristo es la Luz. De él se enciende toda luz y por él se ilumina el templo vivo de la Iglesia, convocada para el pregón pascual. Por eso cantamos con todo el fervor de nuestras voces: ¡Oh noche realmente dichosa, que cambia la tiniebla en claridad y la muerte en vida! Es noche de Pascua. Noche de liberación.
2. La Palabra y el anuncio de la Resurrección
Terminado el pregón de las fiestas pascuales, escuchamos la palabra que hace memoria de las manifestaciones de Dios en la historia de Israel, desde la creación hasta el momento de la gran manifestación: «Ha resucitado». Es un camino largo de contemplación que culmina con el canto del/Aleluya! » ¡Cristo ha resucitado! Es el Señor, él es la verdadera liberación de la historia de todos los pueblos. él es nuestra salvación. Ahora ya exultamos al proclamar: «éste es el día en que actuó el Señor sea nuestra alegría y nuestro gozo». ¡Gloria al Señor!
3. Eucaristía bautismal
Iluminados por la Palabra, entramos hacia el corazón de la Eucaristía. Vivimos la experiencia bautismal, bajo la mirada de todos los santos. Renovamos nuestra fe y sentimos que Cristo es nuestra vida. Rociados por su amo1; compartimos el pan de la pascua en comunión de vida fraterna. El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres «. él ha enjugado nuestras lágrimas y nos ha inundado de alegría el corazón. Desde ahora, celebrar la Pascua es vivir recién nacidos por el agua y el Espíritu. Que esta noche, sea de verdad la nueva creación del mundo en la Pascua de la resurrección de Cristo.
Para Reflexionar:
· ¿Qué implica la Pascua como vivencia de tu bautismo?
· ¿Cómo vivir realmente la vida de resucitado en el Señor?

La Vigilia Pascual se desarrolla en este orden:
Breve Lucernario
Se bendice el fuego. Se prepara el cirio en el cual el sacerdote con un punzón traza una cruz. Luego marca en la parte superior la letra Alfa y en la inferior omega, entre los brazos de la cruz marca las cifras del año en curso. A continuación se anuncia el Pregón Pascual.
Liturgia de la Palabra
En ella la Iglesia confiada en la Palabra y la promesa del Señor, media las maravillas que desde los comienzos realizó Dios con su pueblo.
Después de la Celebración del fuego nuevo, se sigue con la lectura de la Palabra de Dios. Se acostumbra leer siete lecturas, empezando con la Creación hasta llegar a la Resurrección.
Una las lecturas más importantes es la del libro del Éxodo, en la que se relata el paso por el Mar Rojo, cómo Dios salvó a los israelitas de las tropas egipcias que los perseguían. Se recuerda que esta noche Dios nos salva por Jesús.

Liturgia Bautismal
Se llama a los catecúmenos, quienes son presentados ante el pueblo por sus padrinos: si son niños serán llevados por sus padres y padrinos. Se hace la renovación de los compromisos bautismales.
Liturgia de la Eucaristía
Al acercarse ya el día de la Resurrección, la Iglesia es invitada a participar en el banquete eucarístico, que por su Muerte y Resurrección, el Señor preparó para su pueblo. En él participan por primera vez los neófitos.
Toda la celebración de la Vigilia pascual se realiza durante la noche, de tal manera que no se vaya a comenzar antes de iniciarse la noche, o se termine la aurora del Domingo.
La Misa, aunque se celebre antes de la media noche, es la Misa Pascual del Domingo de Resurrección. Los que participan en esta misa, pueden volver a comulgar en la segunda Misa de Pascua.
El sacerdote y los ministros se revisten de blanco para Misa. Prepárense cirios para todos los que participan en la Vigilia

Tu me haz seducido – Hermana Glenda




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