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En tren a Washington


El presidente y vicepresidente electos de los EE. UU, Barack Obama y Joe Biden, acompañados por sus respectivas familias, viajarán en tren a Washington D.C. para la ceremonia de investidura el próximo 20 de enero. Un viaje con reminiscencias históricas y afán renovador del espíritu americano.
El Comité de Investidura Presidencial ha anunciado que también pararán durante su viaje en Filadelfia, Wilmington y Baltimore para participar en diversos actos de celebración.
El director ejecutivo del comité, Emmett Beliveau, afirmó que el objetivo es permitir que «participe el mayor número posible de estadounidenses a los que les gustaría acudir a Washington, pero no pueden ir a presenciar la ceremonia de investidura”.
Los festejos en las distintas paradas también les «permitirán rendir homenaje a la rica historia y tradición de viajes de investidura anteriores».
El viaje se prolongará un día completo y comenzará en Filadelfia, cuna de la Independencia, donde Obama y su familia participarán en un acto de celebración antes de tomar el tren hacia Wilmington. Aquí se les unirá la familia Biden, que reside en esta ciudad de Delaware, y juntos continuarán hacia Baltimore, la última parada antes de llegar a Washington D.C. Las ciudades se han seleccionado por su relación con la historia fundacional de EE.UU.
En Filadelfia se firmó la Declaración de Independencia y en Baltimore, donde las fuerzas patriotas defendieron el puerto contra los ingleses en la guerra de 1812, se creó la letra de «Star Spangled Banner«, que narra esa batalla y se ha convertido en el himno nacional estadounidense.
En Washington D.C. comenzarán cuatro días de celebraciones, que culminarán con la ceremonia de investidura en la escalinata del Capitolio, a mediodía del día 20 de enero, del 44º Presidente de los EE.UU, en un acto para el que se espera que acudan hasta cinco millones de personas, según cálculos de funcionarios del Ayuntamiento local.
La idea de viajar a Washington en tren representa una ruptura con el pasado inmediato, ya que los últimos presidentes han llegado a Washington en avión para participar en su ceremonia de jura del cargo.
Asimismo, el viaje en tren representa un recuerdo evocador del que hizo Abraham Lincoln, a quien admira y a cuya presidencia Obama ha dedicado más de un guiño durante su campaña electoral, comenzando con el anuncio de su candidatura en Springfield (Illinois), el lugar de donde procedía el presidente Republicano. Lincoln también viajó en tren a Washington para su investidura y se detuvo para dar un discurso en Filadelfia, en 1861. Este nuevo trayecto reproducirá en parte aquél viaje histórico.
La alcaldesa de Baltimore, Sheila Dixon, ha anunciado que Obama pronunciará después un discurso en la ciudad, al cual que se prevee una asistencia de 150.000 personas. Aún no se ha seleccionado el lugar, pero entre las opciones figuran el estadio M&T Bank de los Ravens de Baltimore, de la NFL.
El discurso contrastará con la experiencia de Lincoln en Baltimore en febrero de 1861, cuando tuvo que ser trasladado en secreto de un tren a otro por el temor a un intento de asesinato. En aquella época, la maniobra fue denunciada en periódicos como una acción de cobardía, según ha manifestado recientemente Courtney B. Wilson, director ejecutivo del Museo Ferroviario. Lo cierto es que se detectó una conspiración, la «Trama de Baltimore», para asesinar al presidente republicano, y dos meses después las tropas del norte que viajaban entre dos estaciones se enfrentaron con simpatizantes de los confederados del sur, en lo que se conoce como los «disturbios de Baltimore» y que fue el primer incidente cruento de la Guerra de Secesión.
El trayecto de Obama será menos duro que el de Lincoln, que empleó varias semanas en llegar a la capital estadounidense, y tan sólo se prolongará un día. El viaje es también un homenaje a Biden, que durante sus 36 años como senador tomó el tren para hacer cada día el trayecto entre Wilmington y Washington.
El viaje encaja en el tema de la investidura que ha elegido Obama, “renovar la promesa estadounidense” y subraya su compromiso «para restaurar las oportunidades y las posibilidades para todos, así como restablecer la posición de Estados Unidos como una luz de esperanza en el mundo».




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