Hay un camino seguro para potenciar el crecimiento económico y es la reducción de impuestos. Mientras hay países que se empeñan en subirlos hasta asfixiar a sus ciudadanos y convertirlos en verdaderos infiernos fiscales, por fortuna también los hay que optan por el camino correcto de aplicar una baja tributación para incentivar la actividad económica y la generación de riqueza. Ahora, un nuevo territorio entra en competencia directa con los países que tienen impuestos bajos y está llamado a convertirse en un nuevo refugio fiscal donde se pueda invertir con seguridad y garantías. Puerto Rico ha aprobado una serie de incentivos fiscales de lo más interesantes, que se unen a sus hermosas playas, mujeres sensuales, una vida con costes bajos, escuelas privadas de calidad y todos los servicios avanzados de un gran centro financiero internacional muy bien conectado con Estados Unidos, para atraer inversiones, capitales, gestores de hedge funds y empresarios.
De momento ya son varias decenas los financieros y empresarios estadounidenses que se han traslado a Puerto Rico, y las solicitudes siguen llegando. Una de las razones es tan antigua como el mundo: la posibilidad de lograr ahorros de costes y de impuestos que pueden alcanzar las seis cifras. Un estímulo fiscal notable que consigue por sí solo aumentar la generación de proyectos de inversión y de crecimiento. Este nuevo territorio de baja tributación ya está siendo considerado por algunos de los multimillonarios y fondos de inversión internacionales más importantes para trasladar sus operaciones a la isla, lo que demuestra una vez más que impuestos bajos equivale a progreso.

Son muchas las ventajas que puede ofrecer Puerto Rico, y su entrada en el competitivo mundo de los refugios fiscales favorece enormemente a los inversores, poniendo de relieve que la competencia fiscal a nivel internacional es positiva.
Tradicionalmente, Puerto Rico ha empleado las exenciones fiscales para fortalecer su economía y las nuevas desgravaciones aprobadas, en el marco de servicios financieros legales, profundizan esa política de bajos impuestos. Puerto Rico mantiene impuestos muy reducidos a los intereses y dividendos sobre las ganancias de capital, convirtiéndose en una importante fuente de ingresos para los fondos de inversión. Las excepciones fiscales de Puerto Rico van más allá del modelo aplicado en Florida, que no cobra tasas sobre ingresos ordinarios y que ya ha logrado radicar importantes firmas inversoras en el estado. Ellos marcan el camino adecuado para seguir creciendo económicamente y es un camino muy lejos de subir impuestos, como se empeñan otros países, dispuestos a seguir “ordeñando» a sus ciudadanos “esclavos”.
Casos como Florida o Puerto Rico, entre otros, son la respuesta legal e inteligente a esas subidas abusivas y desproporcionadas de impuestos en estados endeudados hasta la coronilla y más arriba, capaces de todo por mantener su despilfarro y su robo delante de las narices de los ciudadanos.