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Matar a un ruiseñor

Se cumplen cincuenta años de la publicación de una de las mejores novelas americanas de todos los tiempos, “Matar a un ruiseñor”, de Harper Lee, editada en 1960, y que es una de las obras más leídas en las escuelas estadounidenses. Desde entonces se ha convertido en un tesoro cultural de Estados Unidos. La razón es que se trata de una historia eterna sobre valores humanos capaces de inspirar a quien la lee.
La novela se convirtió en un best seller y fue galardonada con el Premio Pulitzer en 1961. Al año siguiente, en 1962, fue llevada al cine, con una interpretación magistral de Gregory Peck en el papel del abogado Atticus Finch.

La influencia de esta novela se ha dejado notar en la literatura norteamericana hasta la fecha y para conmemorar este 50 aniversario, se han celebrado en Estados Unidos numerosos actos, desde degustación de comidas sureñas, lecturas de la novela en grupo, reediciones y rutas literarias turísticas.
La historia de una falsa acusación de violación contra un negro y su defensa por un abogado decente sigue removiendo conciencias e impulsando justicia social. Quizá eso explique los más de treinta millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, que cada año se vendan un millón más y las traducciones a más de cincuenta lenguas. Quizá su éxito se explique por la universalidad de los temas que trata, sobre los valores humanos que verdaderamente importan: la igualdad racial, la compasión, el coraje, la tolerancia, la inocencia, la lucha contra los prejuicios, la inteligencia, la integridad moral y humana, el sentido del humor, la ternura, la honestidad…

Durante todo este tiempo también ha sido un ejemplo de comportamiento su autora, Harper Lee, alejada en su casa de Monroeville (Alabama) de apariciones públicas y del circo mediático que imponen las grandes editoriales, el establishment literario y los mass media, dejando que sea su novela, la única que ha escrito, la que acapare la atención del lector. Un retiro voluntario sólo roto para recoger hace tres años una bien merecida Medalla Presidencial de la Libertad en la Casa Blanca y algún otro premio.
Hoy, “Matar a un ruiseñor” es ya un clásico de la literatura contemporánea, una lectura imprescindible para quien no lo haya leído y que se agradecer leer de nuevo. Una voz que le sigue hablando a nuestras conciencias desde una historia del viejo y profundo Sur de Estados Unidos.
Les dejo con algunas frases de la novela, algunas de sus “perlas” literarias:
«Quería que descubrieses lo que es el verdadero valor, hijo, en vez de creer que lo encarna un hombre con una pistola. Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida de antemano, lo intenta a pesar de todo y lucha hasta el final, pase lo que pase. Uno vence raras veces, pero alguna vez vence”.
Atticus Finch a su hijo Jem.
«Uno no comprende realmente a una persona hasta que no se mete en su piel y camina dentro de ella«.
Atticus Finch.
«El que hayamos perdido cien años antes de empezar no es motivo para que no intentemos vencer«.
Atticus Finch a su hija Scout.
Los ruiseñores no hacen otra cosa que música para nuestro disfrute. No se comen las cosechas, no anidan en nuestros graneros, no hacen otra cosa que cantar con el corazón para nosotros. Por eso es un pecado matar a un ruiseñor”.

Photo Montage of Harper Lee/Video of her speech




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