Trump avanza hacia las elecciones presidenciales de 2024
Donald Trump ha recibido un respaldo de credibilidad con los archivos que se han hecho públicos de Twitter y que demuestran que el Partido Demócrata y la red social llegaron a un pacto para silenciar el escándalo de corrupción que rodea a Hunter Biden y su padre Joe Biden. Los documentos que han salido a la luz prueban que el equipo de campaña de Joe Biden y el Partido Demócrata presionaron a los ejecutivos de Twitter en 2020 para que borraran tuits que desvelaban todo lo relacionado con el ordenador personal de Hunter y los lazos corruptos de la familia Biden en Ucrania y China.
Por supuesto, ya se sabía que la información era cierta, pese a que Twitter y los medios corporativos aseguraron en su día que todo era falso. Ahora se ha probado que todo era cierto y que Trump tenía razón. Lo silenciaron para favorecer a Biden y perjudicar a Trump. Fue una de las artimañas que utilizaron para sacar a Trump de la Casa Blanca. Después vendría el fraude electoral, que también está ya sobradamente demostrado.
Con estas nuevas revelaciones, Trump se coloca en inmejorable posición para la carrera a la Casa Blanca en 2024. Es el candidato idóneo para restaurar la grandeza estadounidense, la integridad electoral, la confianza de la gente en las instituciones y guiar a la nación por una senda de prosperidad. Ya no cabe duda de que Donald Trump representa la mejor oportunidad que tenemos para recuperar un gobierno constitucional comprometido con la restauración del estado de derecho y la soberanía del pueblo estadounidense. No sólo son sus enormes logros durante su mandato presidencial los que avalan la figura de Trump, sino la mejor agenda para este país, basada en los principios de America First, de probados éxitos.
De nuevo, Donald Trump está luchando contra los mismos enemigos de 2016 y 2020: un Partido Demócrata en manos de un hatajo de sinvergüenzas de izquierda radical, un establishment republicano que no quiere apoyarlo abiertamente y se confabula con los demócratas, unos medios y una prensa que lo odian, mienten cada día y manipulan la información para dañarlo, las grandes empresas tecnológicas y el establishment empresarial que piensa más en sus negocios que en el bienestar de la gente. Todo ello resumido en una permanente persecución política, jurídica y mediática, sin base alguna, como todas las anteriores persecuciones que ha sufrido, y que alimentan los medios para erosionar su imagen.
La realidad es que Trump es el más apoyado por los votantes conservadores, los independientes e incluso los demócratas moderados. Si hay alguien capaz de movilizar al electorado y unificar el voto conservador, ése es Trump. A pesar de ello, y dado los enemigos que afronta, la victoria no será fácil ni un camino de rosas. Al margen de si es desafiado por otros candidatos en el propio Partido Republicano, que está por ver si sucede, la mayor amenaza de todas es el fraude electoral que cometen los demócratas con impunidad. O se arregla eso o no sólo no ganará Trump, sino tampoco ningún candidato conservador independiente que no esté controlado por el establishment.
Los cargos falsos que se han inventado los demócratas, y que sus medios aliados difunden con entusiasmo absurdo, no irán a ninguna parte y se desvanecerán, pero el fraude es una amenaza real y permanente en algunos estados en disputa como Pennsylvania, Georgia, Michigan, Arizona, Nevada y Wisconsin.
Si analizamos los pros y los contras de Trump, podemos concluir que sigue siendo siendo el mejor candidato para los republicanos en 2024. Aquellos que lo apoyamos en 2016 lo hicimos por distintas razones y es evidente que acertamos y se desempeñó tal y como esperábamos: con un éxito extraordinario en su gestión presidencial. Transformó el Tribunal Supremo al incorpora a tres jueces comprometidos con la interpretación correcta de la Constitución; logró hacer crecer la economía, de forma sana, redujo el desempleo de todos los estadounidenses, en particular de las minorías; independizó energéticamente al país; redujo el flujo de inmigración ilegal; alivió la carga regulatoria e impositiva de las empresas estadounidenses; firmó nuevos acuerdos comerciales en condiciones favorables; fortaleció las Fuerzas Armadas y evitó guerras extranjeras. Estos fueron algunos de los objetivos que los conservadores tradicionales habíamos defendido durante años, y que Trump hizo realidad. Lo volvimos a apoyar en 2020 y Trump ganó, como sabe todo el mundo en Estados Unidos, pero le robaron las elecciones de forma descarada vía fraude electoral. Un escándalo monumental que los medios han tapado, tal y como han tapado el escándalo de los Biden y otros.
En 2024 volveremos a apoyarlo por todo eso y porque es el único republicano con liderazgo probado que ha reconocido el enorme nivel de corrupción en los Estados Unidos, sus beneficiarios y la forma en que engañan a la gente. Son los beneficiarios de esa corrupción, con la Administración Biden, los demócratas del Congreso y el establishment político, mediático y empresarial a la cabeza, quienes más le temen, por eso lo atacan sin piedad con todo tipo de mentiras.
Trump habla claro y dice verdades como puños que molestan a esos corruptos. Precisamente la corrupción es lo que está llevando a Estados Unidos a la perdición, convirtiendo el gobierno de un servidor del pueblo a una cleptocracia y una tiranía de izquierda que involucra a una clase favorecida de funcionarios, burócratas y compinches que se benefician de esa corrupción. Esto era lo que más temían los redactores de la Constitución, los Padres Fundadores de la nación. Así, podemos comprobar cómo actualmente la estructura constitucional original, en la que las distintas ramas de poder controlaban a las demás, y en la que ninguna rama del gobierno podía actuar por su cuenta sin ser controlada por las demás, casi ha desaparecido en las últimas décadas. Ahora, el poder real de nuestro gobierno ha recaído en las agencias administrativas federales, en los organismos del poder ejecutivo y en los burócratas que anidan en ellas y actúan como un verdadero Estado Profundo. Trump entendió esto y lo expuso al pueblo como ningún otro presidente. Ese Estado Profundo cada vez más en manos de socialistas sin valores, se ha corrompido hasta tal punto que está controlando las políticas y la vida de la gente en su propio beneficio en lugar de para el beneficio del pueblo.
Trump ha desvelado como nadie lo ha hecho anteriormente, salvo algunos pocos periodistas y analistas valientes, la forma en que poderosas familias políticas, como los Clinton, los Biden, los Obama, los McConnell, los Pelosi, etc, se han enriquecido utilizando sus conexiones e influencia política. No resulta extraño, pues, que todos ellos, carguen contra Trump como hienas salvajes.
El quid de la cuestión es que Donald Trump, como hombre de ideas independiente, que se ha enriquecido al margen de la política por sus propios medios, está en una posición única para resistir y hacer frente a esa corrupción, y en lugar de ser el criminal y estafador que sus oponentes en la prensa y el Partido Demócrata quieren que creamos que es, él es en realidad un patriota de verdad, que quiere lo mejor para Estados Unidos y busca formar un gobierno federal para beneficio del pueblo, no que éste se beneficie del pueblo. Todos los que los apoyamos y trabajamos por Trump, desde el votante de a pie hasta el más cercano colaborador, entiende esto y lo vemos como el líder nato capaz de cumplir sus promesas y devolver el prestigio y la integridad a la presidencia, así como su verdadero papel de servicio al pueblo estadounidense.
Donald Trump es un superviviente y un luchador infatigable, el candidato más elegible para la mayoría de los estadounidenses, sabe aprender de sus errores, moderar su discurso cuando hace falta, atacar si es preciso, defender como nadie su historial de logros y con un talento y liderazgo innatos que aún lo convierten en el contendiente republicano más formidable que podamos encontrar en el panorama actual.
La persecución continua por parte del Estado Profundo puede beneficiarle para exponer aun más esa corrupción latente. Trump está trabajando en la preparación de la campaña electoral pata convencer a sus compañeros republicanos en las primarias y después al electorado en las elecciones presidenciales de que él es la mejor oportunidad que tenemos para recuperar un gobierno decente, fuerte y comprometido con la verdad, la restauración del estado de derecho, las libertades civiles y la soberanía del pueblo estadounidense. La oportunidad para recuperar lo mejor de América.