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Alocución final de Bush


El presidente de los EEUU, George W. Bush, se dirigió a la nación este jueves, a las 20.00 hora local, para pronunciar su discurso de despedida. En el mensaje, de unos 15 minutos, advirtió que los terroristas aún pretenden atacar al país.
Nuestros enemigos son pacientes y están decididos a atacar de nuevo»… «Debemos evitar dormirnos en los laureles. Tenemos que mantenernos resueltos, y no debemos jamás bajar la guardia«.
También dijo que «con el paso de los años, la mayoría de los estadounidenses pudieron volver a sus vidas tal como eran antes del 11-S. Pero yo nunca pude. Cada mañana recibí informes de las amenazas que se cernían sobre nuestro país y en todo este tiempo he intentado hacer todo lo que ha estado en mi mano para mantener seguro el país» y aseguró que “esta mañana mis pensamientos volvieron a la primera noche que ofrecí un mensaje a la Nación desde la sala este de la Casa Blanca, después de que los terroristas acabaran con 3.000 vidas inocentes en el peor ataque contra Estados Unidos desde Pearl Harbor”.
Bush explicó que desde los ataques terroristas, en los últimos siete años, se creó un nuevo Departamento de Seguridad Interior, se transformaron los servicios de Inteligencia, el FBI y las Fuerzas Armadas, y el país se equipó con nuevas tecnologías para controlar los movimientos de los terroristas, congelar sus activos financieros y desbaratar sus complots.
El todavía presidente admitió, con talante democrático, que en estos momentos hay un debate «legítimo» sobre algunas de las decisiones que tuvo que adoptar durante su Administración; si bien, afirmó que «no hay ninguna duda» sobre sus resultados. Señalando que «Estados Unidos ha pasado los últimos siete años sin otro atentado terrorista en nuestro territorio».
Asimismo, repasó la actividad en estos años, en los que EE.UU ha promovido activamente por el mundo los Derechos Humanos, así como la dignidad del ser humano, «acompañando» a los disidentes y a las jóvenes democracias, en un intento por «guiar al mundo a una nueva era en la que la libertad pertenezca a todas las naciones”.
Bush deseó «el mayor de los éxitos» al próximo inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, de quien aseguró que su historia personal «refleja a la perfección» lo que significa alcanzar el sueño americano. Y añadió que «Dentro de cinco días el mundo será testigo de la vitalidad de nuestra democracia… y su investidura constituirá un momento de esperanza y orgullo”.
También expresó que: “Esta es una nación que inspira a los inmigrantes a arriesgar todo por el sueño de la libertad”.
El presidente Bush, que ha tenido que afrontar una complicada guerra contra el terrorismo, mostró su gratitud hacia el pueblo norteamericano por confiar en él en los últimos ocho años y agradeció los gestos de «coraje, generosidad y fortaleza» de los que fue testigo directo durante sus dos mandatos. Y defendió que «EE.UU debe mantener su claridad moral» porque «El bien y el mal están presentes en este mundo y no puede haber un compromiso entre los dos«.
Los puntos destacados de su alocución fueron los siguientes:
·Su mayor logro: evitar que haya vuelto a producirse en EEUU otro 11-S
·Sobre Afganistán: “una joven democracia que lucha contra el terrorismo”
·Sobre Irak: “una democracia en el corazón de Oriente Medio”
·Reconoció errores y “cosas que haría de manera diferente si pudiera”
·Instó a “rechazar el aislacionismo y su compañero, el proteccionismo, que sólo invita al peligro».
·Con determinación y trabajo duro, la economía de EE.UU volverá al camino del crecimiento.

Bush defendió con justificado orgullo su legado presidencial y sus importantes logros en estos ocho años, que ya quedan para los historiadores y estudiosos, afirmando que siempre actuó teniendo en cuenta lo que más convenía a EE.UU y de acuerdo a su conciencia. Y añadió que: «Es posible que ustedes no estén de acuerdo con algunas decisiones difíciles que he tomado. Pero espero que estén de acuerdo en que estuve dispuesto a tomar decisiones difíciles».
La Historia le puso en verdad frente a las decisiones más complicadas que ha debido tomar un Presidente en las últimas décadas. Con luces y sombras, podemos afirmar que la presidencia de Bush sirvió lealmente, y en algunos temas muy eficazmente, a los EE.UU y sus ciudadanos.




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