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Terroristas de Al Qaeda en EE.UU

Las distintas operaciones en curso, tanto de la CIA, el FBI como el Departamento de Seguridad Interior ponen de relieve la continua amenaza que sigue representando Al Qaeda y sus ramificaciones en todo el mundo para Estados Unidos y los países Occidentales, así como la necesidad de reforzar los programas antiterroristas para incrementar la seguridad ciudadana si no deseamos tener una sorpresa muy gorda cualquier día.
Hace unos días cuatro individuos fueron detenidos en California por el FBI por conspirar para realizar ataques terroristas en Estados Unidos, Afganistán y Yemen. La operación nos ha recordado una vez más la capacidad de contaminación mental y lavado de cerebro que estos yihadistas pueden conseguir en ciudadanos occidentales, normalmente proclives a tragarse toda la basura ideológica que destilan los terroristas de Al Qaeda. Los fanáticos islamistas detenidos en cuestión son cuatro californianos, uno de ellos de origen mexicano, y ya han sido acusados de hacer planes para asesinar a estadounidenses y destruir objetivos norteamericanos en el extranjero al unirse a Al-Qaeda y los talibanes en Afganistán.
Los acusados de conspirar para secuestrar, herir y asesinar personas son: Sohiel Omar Kabir, 34 años, de Pomona; Ralph Deleon, 23 años, de Ontario, Miguel Alejandro Santana Vidriales, 21 años, de Upland; y Arifeen David Gojali, 21 años, de Riverside. Han sido detenidos por planear el ataque a bases militares e instalaciones gubernamentales estadounidenses, y preparar una yihad violenta. Estos son los perfiles de los aspirantes a terroristas:

Kabir es un estadounidense naturalizado nacido en Afganistán. Santana nació en México, y Deleon en las Filipinas. Estos dos últimos residen legalmente en Estados Unidos y Gojali es ciudadano estadounidense. Sohiel Omar Kabir presentó a otros dos hombres la doctrina islamista de Anwar al-Awlaki, uno de los líderes de Al Qaeda felizmente borrado de la faz de la Tierra por EE.UU. Kabir estuvo en la fuerza aérea norteamericana del 2000 al 2001, pero la experiencia le debió resultar traumática, visto lo visto. Otros dos hombres, Ralph Deleon y Miguel Alejandro Santana Vidriales se convirtieron al islamismo en el 2010 y comenzaron a conversar con Kabir y otros descerebrados habituales en internet sobre la yihad, además de subir material extremista en Facebook. Como ven, a algunos se les ve venir de lejos. El último de este cuarteto cateto fue Arifeen David Gojali.
Durante sus conexiones, a través de llamadas por Skype a Afganistán, Kabir aseguró al trío de infelices que organizaría encuentros para que conocieran terroristas, además de estudiar ensayos y escritos de Anwar Awlaki, el difunto clérigo musulmán fulminado en un ataque norteamericano en Yemen en 2011, desde cuando suponemos que está probando en la práctica sus teorías acerca de las huríes, Alá y demás.

La operación se ha desencadenado para capturarles a raíz de lo avanzado de sus demenciales planes, ya que preveían partir a mediados de noviembre y realizar atentados en Afganistán y Yemen. Planes que se han ido al garete, por supuesto. Si son declarados culpables, cada uno afronta una pena máxima de 15 años en una prisión federal. Kabir se encuentra detenido en Afganistán y los otros tres han comparecido ante el juez en Riverside, California.
De nuevo comprobamos cómo las células activas de Al Qaeda, cada vez más compuestas por ciudadanos de Occidente u occidentalizados, intentan cometer ataques terroristas. No son ninguna broma, son planes bien perfilados que de cometerse podrían causar decenas y centenares de muertes. El asesinato del embajador Chris Stevens en Libia por Al Qaeda el pasado 11/S o el intento de atacar la Bolsa de Valores y la Reserva Federal en Nueva York, en el bajo Manhattan, con una potente bomba, a mediados de octubre, por parte de Rezwanul Ahsan Nafis, un ciudadano de Bangladesh de 21 años, también refleja la capacidad de la organización para golpear si no ponemos remedio. Por eso leyes como PATRIOT y las operaciones antiterroristas deben seguir siendo una prioridad para acabar con los yihadistas radicales uno a uno si es preciso. O de cuatro en cuatro.




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