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Información privilegiada

Desde hace décadas las democracias tienen uno de sus puntos débiles en la corrupción. Esto alcanza cotas inadmisibles en los círculos financieros y económicos en los últimos años, que es uno de los orígenes de la actual crisis mundial. Dentro de la corrupción financiera el tráfico de información privilegiada es uno de los mayores problemas que se afrontan desde los organismos de seguridad y transparencia en los mercados.
Al FBI le corresponde en buena medida luchar contra esta lacra y en semanas recientes ha presentado numerosos casos de uso indebido de información privilegiada contra unas 120 personas dentro y fuera de Wall Street. Es una de las últimas investigaciones federales que ha conmocionado al mundo financiero y empresarial en Estados Unidos.

Estas acciones de investigación contra un número concreto de personas, se producen después de haber conseguido en los tribunales algunas condenas por uso indebido de información privilegiada. Desde finales del año 2009 los fiscales han acusado de abuso de información privilegiada a 66 personas que trabajaron para fondos de cobertura y otras compañías, y han obtenido 57 condenas o declaraciones de culpabilidad. Un éxito en toda regla de la lucha antifraude y anticorrupción. A menudo se habla y se escribe sobre los desmadres del sector financiero, pero curiosamente apenas ocupan titulares y horas de debate los esfuerzos de investigación federal y las condenas que se consiguen, y que permiten depurar el sistema para que pueda continuar operando con más garantías. Quizá porque un determinado periodismo sólo busca el sensacionalismo.
El gobierno federal investiga si alrededor de 240 personas, incluyendo corredores de fondos de cobertura y otros empleados de distintas corporaciones, compartieron información confidencial. La mitad de ellos se piensa que han infringido las leyes que prohíben el uso indebido de información privilegiada y contra los cuales actuarán los fiscales y los dos equipos que investigan los delitos de cuello blanco en Nueva York.
El resto de investigados, en terminología del FBI, no son “blancos” (infractores de las leyes que prohíben el uso indebido de información privilegiada) sino “sujetos”, es decir, se cree que han cometido algunos delitos y se han acercado a ellos o lo planean hacer.

La investigación de este caso por el FBI, llamado «Cobertura Perfecta», ha identificado un elevado número de “blancos”, lo que pone de relieve que el impacto de este tráfico de información confidencial es más profundo de lo que se pensaba y podría convertirse en el mayor caso de este tipo de la historia reciente. Las pesquisas del FBI llevarán previsiblemente a la detención de otros implicados en más firmas y empresas de Wall Street, lo que lanza un mensaje claro a los ciudadanos. El gobierno federal se toma muy en serio el tráfico de información privilegiada y está persiguiéndolo de forma decidida. Esto debe ser así porque esa corrupción financiera es una de las causas de la crisis económica mundial.
El ejemplo del FBI y del gobierno de Estados Unidos al perseguir estos comportamientos, está marcando el camino a seguir en otros países europeos, China, Rusia, Brasil, etc, en los que esta clase de delitos y corrupción financiera alrededor de la información privilegiada se produce igualmente e incluso en mayor medida que en Estados Unidos, pero donde la opacidad de los medios, las empresas, los gobiernos y las investigaciones policiales no permiten que sean conocidas por el público y tampoco que sean llevados a los tribunales. Sólo si se actúa decididamente contra las personas implicadas en estos casos de corrupción podremos sanear el sistema para que pueda funcionar correctamente.
En este sentido, las investigaciones policiales y de los servicios de Inteligencia son fundamentales para llevar los casos a los tribunales y depurar responsabilidades de quienes se han visto envueltos en estos casos de corrupción.
Así, en el último año, el gobierno estadounidense ha conseguido varias condenas por el delito de abuso de información privilegiada, logradas gracias a las interceptaciones telefónicas, vigilancia y otros métodos de investigación que antes sólo se empleaban en los casos de terrorismo y tráfico de drogas. Algunas de las técnicas usadas en Inteligencia están siendo determinantes para perseguir este tipo de delitos y conseguir éxitos.
Uno de ellos, el más publicitado, el gerente de fondos de cobertura Raj Rajaratnam, que fue hallado culpable en mayo pasado de 14 cargos relacionados con uso indebido de información privilegiada y posteriormente sentenciado a 11 años en prisión, la mayor condena por ese delito en la historia de Estados Unidos.

Las investigaciones de “Cobertura Perfecta” están haciendo que muchos implicados se lo piensen dos veces o huyan de estas actividades. En estos años, tanto el FBI como otros organismos de Inteligencia financiera habían detectado lo habitual que se había vuelto el uso de información privilegiada a medida que la competencia entre los gerentes de fondos de cobertura llevó a muchos de ellos a cruzar la línea entre investigación legítima y actividad ilegal. Una actividad que derivaba invariablemente en todo tipo de corruptelas.
Sin embargo, es importante que se conozca que, en contra de lo que se pudiera pensar, sólo un pequeño número de fondos de cobertura se encuentra involucrado en estos delitos y sólo un puñado de personas son objeto de las investigaciones federales, en torno a un 1% del total que operan en los mercados financieros.
Conviene depurar la corrupción, sí, pero no extender la mancha sobre el total de los brokers, que mayoritariamente operan con legitimidad y sin cruzar fronteras legales. También es cierto que todo depende de la definición de «información privilegiada» que se desee imponer a la hora de incluir comportamientos que algunos corredores de bolsa consideran perfectamente legales. Muchos abogados consideran que «no hay una línea clara” y que sin ésta, es difícil que los corredores determinen qué información es legal o no. Pero esto ya corresponde al juego legal de los abogados y sus defendidos. Lo sustancial es acabar con unos comportamientos que generan corrupción y prácticas poco limpias en los mercados, provocando crisis y enriquecimientos ilícitos. Lo sustancial es recordar a quienes están operando en los mercados financieros de todo el mundo que los valores cuentan, que no han desaparecido y que algunos velan porque sigan vigentes y en beneficio de la mayoría de los ciudadanos. No podemos premiar a quienes se benefician con prácticas irregulares, hay límites legales, éticos y morales que no se pueden cruzar.




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