Pocos deportes como el atletismo sintetizan los valores que verdaderamente importan en una competición. Las pruebas de fondo y velocidad, por citar sólo algunas, han conocido a algunos de los mejores deportistas en décadas: Tom Burke, Carl Lewis, Michael Johnson, Bob Beamon, Steve Prefontaine, Jesee Owens, Daley Thompson, Gail Devers, Evelyn Ashford…son ya nombres míticos del deporte.
A ellos podemos añadir el de Tyson Gay, que en la prueba de 100 metros lisos derrotó en la Diamond League de Estocolmo a ese prodigio del atletismo que se llama Usain Bolt. Lo hizo con un tiempo de 9,84 segundos y demostró que se encuentra en muy buena forma. Realizó una salida espectacular y una aceleración impecable, sin que el jamaicano pudiera alcanzarle en ningún momento. Ha sido, sido duda, una magnífica carrera.
La derrota de Bolt es la primera en dos años de imbatibilidad, 27 carreras de 100 y 200 metros, y no es casualidad que haya sido el atleta estadounidense quien lo haya ganado. Porque Tyson está llamado, por condiciones y capacidad, a lograr grandes gestas en el atletismo. Un gesto que honró a ambos fue la felicitación de Bolt al acabar la carrera y el reconocimiento de Tyson de que Usain aún no está al cien por cien físicamente. Deporte en estado puro.