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El abuso del alcohol

Una de las lacras actuales en las sociedades modernas es el abuso del alcohol, revestido de tolerancia social y como forma de ocio recurrente. No es extraño comprobar cómo mucha gente te explica que ellos no beben de más solo porque beban alguna copa. Pero lo cierto es que normalmente ese abuso del alcohol es real y se produce sobre todo en fines de semana. El problema adquiere tintes alarmantes en algunos países, como España, donde la tolerancia hacia el alcohol es preocupante y alcanza a todos los estratos sociales, y donde se ha convertido en la forma de ocio habitual para personas de todas las edades.
Así, el 72% del alcohol que se consume en España es cerveza y sidra, el 23% vino, y el 5% otro tipo de bebidas, según un estudio realizado por el Strategic Research Center de EAE Business School. Cada español consume al año 99,68 litros de media, 0,27 litros al día, y gasta un promedio de 1,87 euros al día en alcohol. Del total del consumo en alcohol, los españoles invierten 67,53€ al año en comprar bebidas alcohólicas para consumo interno. Los que compran más bebidas alcohólicas son Cataluña con 77,89€ al año por habitante, País vasco con 73,55€ y Baleares con 73,29. En estas comunidades, la bebida alcohólica que más se adquiere es el vino. Los catalanes gastan un 11,26% más en la compra de bebidas alcohólicas que los andaluces. En el lado inferior, están Ceuta y Melilla, Castilla La Mancha y Canarias donde principalmente se compra cerveza.

También en Estados Unidos es un tema preocupante, aunque no presente los mismos niveles. El reciente estudio «Costos económicos del consumo excesivo de alcohol en Estados Unidos, 2006», de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), basado en estadísticas de 2006, las últimas disponibles, y que publica la edición de noviembre de la revista American Journal of Preventive Medicine, presenta datos reveladores. Según éstos, el abuso de alcohol provoca unas 79.000 muertes anuales en Estados Unidos y le cuesta a la sociedad 745 dólares por persona, o sea casi dos dólares por trago. Los costes relacionados con el abuso de alcohol alcanzaron los 223.500 millones de dólares anuales, desglosados en un 72% por la caída en la productividad de los alcohólicos en el trabajo; 11% por gastos sanitarios; 9% por costos de la intervención de la policía y la justicia; y 6% por accidentes de tráfico relacionados con la bebida.

Los CDC definen el consumo excesivo de bebidas alcohólicas a partir de cuatro vasos para una mujer y cinco para un hombre, y consideran que una persona es un «gran consumidor» si bebe diariamente más de un vaso, en el caso de las mujeres, y más de dos, en el caso de los hombres.
Mucha gente suele decir; no es mi caso. Pero lo cierto es que si tomas en cuenta el consumo real, se produzca cuando se produzca (fines de semana, etc), vemos a millones de personas acercándose al abuso de alcohol.

La investigación constata que beber en exceso significa también gastar en exceso, no sólo para la persona que bebe, sino para sus familias, las comunidades y la sociedad. Por eso un comportamiento responsable de los ciudadanos, que deben huir del alcohol como forma de evasión y ocio, combinado con políticas eficaces puede disminuir el consumo no saludable, reducir los costes de salud, y aumentar la productividad.
El problema no solo viene de los mayores bebedores, ya que más de tres cuartas partes de los costes debidos al consumo excesivo de alcohol se deben a bebedores ocasionales, que según sus propios testimonios, son el 15% de los adultos estadounidenses. En el caso de España todo estos datos pueden echarle a uno a temblar.
Las estrategias de salud pública más habituales a las que recurren los gobiernos para bajar el consumo, suelen ser el aumento del precio del alcohol y la reducción de los puntos de venta, pero no son suficientes, ya que es preciso adoptar un cambio de mentalidad y de cultura hacia el alcohol, que no lo convierta en el referente de ocio principal.

En total, los CDC calcularon que el coste del alcoholismo recayó en un 42% en el sector público, mientras que el 41,5% restante fue asumido por los propios bebedores y sus familias, que deben hacer frente a la pérdida de productividad generada por el alcoholismo, principalmente debido a la reducción de los ingresos del hogar.
Pero no es lo único preocupante. Además, existe una asociación entre el consumo de alcohol y una conducta sexual de riesgo que favorece la transmisión de enfermedades venéreas, como el Sida, entre otras. Estos estudios científicos previos han comprobado que quienes abusan del alcohol tienen más probabilidades de comprometerse en conductas sexuales de riesgo.
Asimismo, el consumo de alcohol puede llevar a problemas de salud y problemas psicosociales, puede causar problemas en el trabajo y con las relaciones; entre los riesgos para la salud, se incluye, por ejemplo, un aumento en el riesgo de cáncer de mama.

India, China y Brasil son los países donde el consumo de alcohol por habitante es menor, y no es casualidad que su desarrollo económico esté ahora entre los más elevados.
Este estudio destaca la importancia de impulsar comportamientos relacionados con el cuidado de la salud, vigilando especialmente el abuso de sustancias, como el alcohol, que pueden ser socialmente aceptadas pero en modo alguno beneficiosas.




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