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Alimentación sana con Walmart

Una de las tendencias más interesantes en los últimos años es la oferta cada vez mayor de alimentos saludables para el consumidor. Ante la concienciación de la gente sobre la importancia de comer sano, producto de una mayor y mejor información, son muchas las tiendas y supermercados que se han incorporado a la venta de productos sanos.
Por ejemplo, la cadena de supermercados más grande de Estados Unidos, Walmart, anunció el pasado enero un plan de reestructuración para ofrecer alimentos más saludables en sus tiendas, denominado «Carta Nutricional», que incluye reducir grasas, azúcares y contenido de sodio en los productos de sus marcas propias. Además de bajar los precios de verduras y frutas, que es esencial para incentivar su venta y consumo de forma preferente.

Esta medida adoptada por Walmart fue anunciada por la primera dama, Michelle Obama, como parte de la campaña del gobierno en contra de la obesidad infantil, y refleja una vez más el compromiso activo del mercado con las políticas que benefician a los consumidores, que no siempre se cumple pero que cuando lo hace rinde beneficios para todos.
Esta “Carta Nutricional” es importante porque se compromete con los ciudadanos para ofrecer una dieta más sana y marca un referente importante para otras grandes cadenas alimenticias, no sólo en Estados Unidos sino en todo el mundo. Ahora sólo queda complementar esta medida con la adecuada información al consumidor, que es quien tiene en último término la decisión de consumir sano o no. Esta decisión se suma a las de otras compañías para bajar la cantidad de sodio en sus productos, como consecuencia de la demanda de los consumidores y la vigilancia de los grupos de defensa de la salud.
La medida adoptada por Walmart es de gran relevancia porque su volumen de venta es de 140 millones de visitas a la semana; una cantidad que podría cambiar no sólo los hábitos de los consumidores sino también los de los productores de alimentos.
Walmart calcula que los resultados de esta nueva política tendrán sus efectos en las mesas de los consumidores para el año 2015, cuando se produzca una reducción del 25% en los niveles de sodio, de 10% en los azúcares añadidos, la eliminación de todas las grasas saturadas industriales, la puesta en marcha de un logotipo que identifique los alimentos y una reducción de US$1.000 millón anual en el coste de frutas y verduras, que son los alimentos básicos para una dieta sana.

De esta forma Walmart orienta su política de productos en la dirección correcta, de manera que los consumidores no deban elegir entre la comida que es saludable y la que pueden pagar. A las intenciones se deben añadir ahora los hechos porque el camino hacia una dieta más sana a nivel general es largo y no se soluciona sólo con campañas de publicidad.
Uno de los retos para extender una cultura de dieta sana entre la población lo encontramos entre las peligrosas grasas trans -o ácidos grasos trans, que están presentes sobre todo en productos que han sido sometidos a procesos de hidrogenación y horneado, como la comida rápida, margarina, pasteles y galletas.
Así, antes de 2003 podíamos encontrar grasas trans en la mayoría de los productos que se consumían, principalmente en los productos de restaurantes de comida rápida y supermercados de productos baratos. Tras las advertencias de su riesgo cardiovascular, muchos supermercados y restaurantes anunciaron que los retirarían voluntariamente, pero a fecha de enero de 2011 un estudio elaborado por American Journal of Health Promotion reveló que muchos alimentos que se venden actualmente y cuyo etiquetado los clasifica como ‘libres de grasas trans’, aún contienen una ‘cantidad significativa’ de estas peligrosas sustancias.

Por lo que se desprende que todavía se debe hacer un gran esfuerzo para desterrar estos productos de la alimentación. Las campañas publicitarias falsas o el etiquetado engañoso entrañan enormes riesgos para la salud porque pueden desencadenar un consumo clínicamente significativo de estas peligrosas grasas trans, a pesar de lo que el consumidor lee en las etiquetas. De ahí la importancia de que las autoridades federales, como la FDA, revisen el protocolo de etiquetado para evitar engañar al público sobre los alimentos que consume.
La iniciativa de Walmart es un ejemplo positivo de colaboración con el gobierno, ya que el equipo de la primera dama ha trabajado durante un año con estos grandes almacenes para desarrollar esta campaña, que complementa su apuesta por mejorar la alimentación infantil, «Let’s Move!«.

Estas nuevas políticas que hacen hincapié en la comida sana son más necesarias que nunca en todo el mundo, ya que la obesidad y los problemas de salud que se derivan están en crecimiento continuo, con los consiguientes gastos médicos, pérdida de productividad laboral y de vidas. Sólo en Estados Unidos, por ejemplo, el 68% de los adultos tienen sobrepeso, la mitad son obesos y uno de cada tres niños es obeso según los datos del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades. Datos que son similares en muchos otros países occidentales.
Por impopular que pueda parecer decirle a la gente lo que debe comer, es algo imprescindible si queremos costumbres alimenticias más sanas entre la población. En cualquier caso, se trata de informar y enseñar a la gente a comer más sano. La decisión de hacerlo ya corresponde a cada uno en el uso de su libertad personal.




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